Opinión | Noticias del antropoceno

A vueltas con Enrique VIII

Si hay una sucesión de hechos históricos que malinterpretamos habitualmente desde esta parte del mundo, la de Enrique VIII de Inglaterra y sus seis esposas se lleva la palma. Para los que lo ven superficialmente, la historia no es otra que la confirmación del famoso dicho popular: «Tiran más dos tetas que dos carretas».

En resumen, Enrique VIII no pasaría de ser un pichafloja que se dejaba llevar por sus instintos más terrenales y se dedicó a coleccionar mujeres sin freno para satisfacer sus deseos. Mujeres a las que no dudaba en mandar al otro barrio cuando sus instintos le dirigían a otra entrepierna que, por nueva y más lozana, atraía su lujuria impenitente. Afortunadamente Hilary Mantel, una prodigiosa escritora británica de novela histórica, nos da una versión mucho más compleja del relato a través de su trilogía multipremiada dedicada a Thomas Cromwell, un personaje esencial de la trama. Además, los suscriptores de Movistar+ tenemos la inmensa suerte de poder contemplar en esta Plataforma una versión en formato de serie televisiva.

Y es que probablemente no haya período de la historia donde se mezcle lo personal, lo religioso y la política de una forma tan intrigante y con tantas repercusiones. La luz que proyecta Mantel sobre los acontecimientos desde En la Corte del Lobo, el primer libro, no responde en absoluto al esquema consagrado por la tradicional versión inglesa y antiespañola.

La figura de Catalina de Aragón, esposa legítima de Enrique VIII, es tratada con exquisito respeto y comprensión, tanto que la autora parece haber vivivido una historia semejante de humillación y desprecio a manos de un varón dominante. Por lo demás, figuras colaterales como la de Tomás Moro tienen el tratamiento complejo que la verdad histórica exige. El ex canciller y amigo de Enrique VIII es un modelo de fidelidad a sus convicciones morales profundas, moralidad que no le impidió anteriormente aplicar las torturas más atroces a disidentes del papismo. En la canonización de Tomás Moro se evidencia la inmoralidad de la Iglesia católica institucional, siempre más atenta al juego de lealtades que a la compasión evangélica. n

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