Opinión | Dulce jueves

@enriquearroyas

La libertad según Bezos

‘The Washington Post’ deja de ser un periódico para convertirse en un panfleto propagandístico, un órgano de agitación ideológica

El magnate estadounidense Jeff Bezos, dueño de Amazon y ‘The Washington Post’.

El magnate estadounidense Jeff Bezos, dueño de Amazon y ‘The Washington Post’. / Alessandro Di Marco / EFE

No por nada esta sección en la que escribo se llama «Opiniones», en plural. Ese es su verdadero sentido. El propósito del periodismo no consiste en ofrecer opiniones que complazcan a sus lectores, sino en ayudarles a reflexionar mostrándoles las cosas desde diferentes perspectivas. Opiniones provisionales, cambiantes, matizadas y enfrentadas. No se trata de decirle al lector lo que quiere escuchar para reforzar su opinión, sino señalar que la verdad tiene muchas caras y sólo llegaremos a ella a través del debate.

Sin embargo, también esta idea empieza a ser cosa del pasado. La tendencia que se aprecia en los periódicos va en dirección contraria, arrastrados por la visión polarizada del mundo que se extiende en la política. Lo ha expresado con trumpista claridad el dueño de The Washington Post, Jeff Bezos, al anunciar que ya no publicarán más artículos opuestos a la línea editorial del periódico. Sus páginas de Opinión defenderán siempre la libertad de mercado y las libertades personales; y, en nombre de la libertad, cualquier opinión que no las defienda será eliminada. Las opiniones discrepantes no se publicarán. Su consejero delegado ha añadido que no se trata de ponerse del lado de ningún partido político, sino de «ser claros como el agua sobre lo que representamos como periódico». Lo que en realidad están diciendo es que dejan de ser un periódico para convertirse en un panfleto propagandístico, un órgano de agitación ideológica, porque eso es la ideología: ideas sin discusión.  

La decisión de Bezos, no obstante, solo es un síntoma de un fenómeno mucho más amplio. Otros periódicos están haciendo lo mismo o les guía la misma estrategia, solo que no lo dicen. En el fondo está el declive de un sistema liberal con el que está vinculado el periodismo porque era uno de sus instrumentos. El desprecio de la pluralidad supone el abandono del liberalismo, que se evidencia además con la marginación de las instituciones mediadoras de deliberación. Sin diversidad de voces ni contrapesos, el poder se concentra y la libertad peligra. Que Bezos justifique su decisión en nombre de la libertad revela el mismo cinismo de Trump cuando ataca a los medios mientras se expone a ellos todo el tiempo, aunque sea para llenarlos de desinformación, insultos y mentiras.

La incógnita está en si el periodismo tal como lo entendemos sobrevivirá en el nuevo mundo que ya no será liberal. Bezos habrá considerado que no y de ahí su apuesta por un nuevo modelo donde un periódico es solo un agente más en la batalla política. En la caótica inmediatez de las redes, un periodismo reflexivo no tiene cabida. Si quiere sobrevivir en la selva de la comunicación, la deliberación es un lastre. Y mucho más la discrepancia. Cuando hace un siglo el Herald Tribune fichó a Walter Lippmann como columnista, lo explicó así a sus lectores: «Escribirá con toda libertad sobre los temas que elija, expresando su opinión, cualquiera que sea. Estamos seguros de que, tanto si los lectores están de acuerdo con su punto de vista como si no lo están, siempre sacarán provecho de verlo expresado». Ese es el periodismo que muere con la decisión de Bezos. Y con él, la libertad. Quizá su periódico sobreviva, pero será otra cosa. 

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