Opinión | Pulso político
'Los niños deben estar con sus padres', por Virginia Martínez
"La familia es el pilar fundamental del ser humano. Dentro de ella construimos los lazos afectivos, el sentido de pertenencia, la seguridad emocional y aprendemos los valores esenciales para el resto de nuestra vida"

José Ángel Antelo, líder provincial de Vox. / Daniel Sabiote / Vox
Hoy podemos celebrar que, la semana pasada, se aprobara en la Asamblea Regional una propuesta de Vox para impulsar la repatriación de los menas de nuestra Región. Un primer paso esencial para poder cerrar el centro de menores de Santa Cruz y para la puesta en marcha de un plan de retorno con fondos propios de la Comunidad Autónoma. Y podemos celebrarlo porque es fundamental entender que, de acuerdo con el principio de interés superior del menor, el mejor lugar para un niño es junto a su familia en un entorno cultural, emocional y social cercano. La reunificación familiar en sus países no solo es un derecho humano básico, sino también una necesidad emocional y psicológica para el desarrollo saludable de cualquier menor y, sobre todo, de cualquier adolescente.
La familia es el pilar fundamental del ser humano. Dentro de ella construimos los lazos afectivos, el sentido de pertenencia, la seguridad emocional y aprendemos los valores esenciales para el resto de nuestra vida. Dentro de la familia encontramos la protección y el cariño. Incluso en situaciones económicas y sociales difíciles, el apoyo emocional de una familia proporciona las herramientas necesarias de resistencia y supervivencia para enfrentar la adversidad.
Esto es tan sencillo de entender que no necesita explicación alguna o insistencia en ello. Sin embargo, hay formaciones políticas que insisten en forzar a jóvenes extranjeros a crecer dentro de las instituciones, en un entorno ajeno, de desarraigo y alejados de sus padres, en un momento clave de su vida, cuando se están formando como personas. Invariablemente, esto va a generar en los jóvenes sentimientos de abandono, ansiedad, frustración, rabia y soledad, lo que afectará sin duda en negativo al desarrollo emocional de estas personas.
A día de hoy, la mayoría de menas vienen de Marruecos, un país con un presupuesto militar de 21.000 millones de euros. Un país al que hemos concedido cientos de millones de euros para infraestructuras, para agricultura, para controlar las fronteras, en ayuda humanitaria, etc. Por lo tanto, Marruecos tiene recursos económicos suficientes para atender a sus menores y a su población, pero prefiere que se hagan cargo de ellos los demás. Porque la realidad es que utiliza a sus ciudadanos para presionar y extorsionar al Gobierno de España.
Y el Gobierno de España también utiliza a estos jóvenes como moneda de cambio para negociar con sus socios separatistas y para conseguir, a través de las regularizaciones masivas, los votos que le faltan para perpetuarse en el poder. El Gobierno se aprovecha de estas personas, las engaña y las atrae con sus eslóganes de regularizaciones para todos y hoteles para todos, y les importa muy poco lo que luego les pase a esos jóvenes que han forzado a institucionalizar. Les importa muy poco que esas familias queden rotas, porque solo miran por su propio beneficio, solo miran hacia las siguientes elecciones. Y tienen razón para preocuparse porque las encuestas reflejan que la mayoría de los jóvenes españoles votarían hoy a Vox. Por eso buscan nuevos votantes fuera del país, porque se dan cuenta de que su escaño peligra y prefieren anteponer sus intereses a los de los jóvenes extranjeros y sus familias.
Mientras tanto, los españoles abandonados. El 16% de los menores en la Región de Murcia viven en pobreza severa, 4.529 más que el año pasado. Tenemos un 27 % de paro juvenil en España, más del doble que la media mundial, el mayor paro de Europa, donde nuestros jóvenes se están teniendo que ir fuera a buscarse la vida porque en España no ven futuro. Alrededor de 420.000 jóvenes universitarios preparados emigraron de España en 2023, y este Gobierno los está reemplazando con jóvenes extranjeros sin preparación, a costa del dinero de todos los ciudadanos.
En definitiva, fomentan la inmigración ilegal con el único objetivo de conseguir votos para perpetuarse en el poder. Impulsan una desastrosa política de fronteras abiertas que provoca un efecto llamada que destroza familias, generan jóvenes esclavos para las mafias del tráfico de personas, y provocan muertes en el Mediterráneo, por lo tanto, en este Gobierno no tienen nada de lo que estar orgullosos, ni autoridad moral para ir dando lecciones a nadie.
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