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Cárcel Vieja: No pasemos página, señor Ballesta

La Cárcel Vieja de Murcia ha de conservar su estado original, con la reserva de un espacio para la Memoria histórica perfectamente acotado y señalizado

Monolito en la calle Derechos Humanos de Murcia en recuerdo a deportados murcianos a campos de concentración nazis.

Monolito en la calle Derechos Humanos de Murcia en recuerdo a deportados murcianos a campos de concentración nazis. / D. J.

Me dirijo a usted, Sr. D. José Francisco Ballesta Germán, alcalde de la ciudad de Murcia, como ya lo fue en el periodo 2015-2020, por su decisión de proceder al derribo del segundo de los muros perimetrales de la Cárcel Vieja de Murcia (el primero ya se vino abajo en las obras de la primera fase), paralizado cautelarmente por decisión del Gobierno central. Deseo que reflexione sobre el contenido de este párrafo del preámbulo de la Ley 20/2020, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, la misma que, objetándola, algunos de sus compañeros de partido, en instituciones autonómicas y locales, se empeñan en desnaturalizar o, en el peor de los casos, obviar: «La memoria de las víctimas del golpe de Estado, la Guerra de España y la dictadura franquista, su reconocimiento, reparación y dignificación, representa un inexcusable deber moral en la vida política y es signo de la calidad de la democracia. La historia no puede construirse desde el olvido y el silenciamiento de los vencidos».

Quiero recordarle que, en junio de 2000, el Ayuntamiento de Murcia incluyó la prisión en el Catálogo de Edificios y Elementos Protegidos del PGOU, con grado de protección 2, por lo que, al respecto, retomo uno de los artículos más significativos de la precitada ley, el 52.1, que, entre otras cosas, estipula que «… las administraciones públicas que sean titulares de bienes declarados lugares de memoria democrática [sabe que la incoación de ese expediente para la Cárcel Vieja está hoy tramitándose] en base a la presente ley, con carácter general, estarán obligadas a garantizar su perdurabilidad, identificación, explicación y señalización adecuada […] las administraciones públicas evitarán la remoción o desaparición de vestigios erigidos en recuerdo y reconocimiento de hechos representativos de la memoria democrática y la lucha de la ciudadanía española por sus derechos y libertades en cualquier época», siendo, además, de atribución estatal -según el artículo 53.2- la realización de recursos audiovisuales y digitales y la instalación de placas, paneles o algún distintivo memorial interpretativo en los mismos, en el supuesto de que en dicho espacio se hubieran podido cometer crímenes de lesa humanidad o contrarios a los derechos humanos.

Las leyes están para cumplirlas, señor Ballesta. Me hago eco de las voces de la ciudadanía que le piden que revoque la decisión del derribo de los muros perimetrales, irreversible una vez ejecutado. El destino lúdico, gastronómico y cultural que se le pretende asignar a ese centro de sufrimiento y tortura inaugurado el 26 de mayo de 1929, en plena dictadura primorriverista, y que tenía como misión, en el contexto del «paternalismo» con el que quiso rodearse el dictador Primo de Rivera, la rehabilitación moral (sic) de los presos, en su mayoría de ideología anarquista y comunista, choca con la banalización de ese espacio.

Un resumen de las penalidades sin cuento sufridas por la población reclusa y los fusilamientos habidos entre marzo de 1939 y 1948 están profusamente documentados por la labor investigadora de personas del ámbito universitario y memorialista de la Región. En mi caso, le remito, si lo considera oportuno, a mis artículos que podrá encontrar, si así lo desea, en la página web de La Opinión de Murcia: Cárcel Vieja, ante todo espacio de la Memoria (30-10-2016), Abriendo brechas (15-11-2016) y Cárcel Vieja, espacio de la Memoria (30-6-2020). En el segundo de estos artículos, doy cuenta de un acto celebrado en el Moneo, convocado por la Asociación de Memoria Histórica de Murcia (MHMU-Tenemos Memoria), en el que se pedía la preservación de la Cárcel Vieja como lugar de memoria y que contó con la participación de su concejal de Fomento en ese momento, Roque Ortiz, acompañado del decano del Colegio de Arquitectos, Rafael Pardo, además de otras personas del ámbito académico y social, junto a María Concepción Paredes, directora del Archivo Histórico de Asturias, inaugurado en 2010 y ubicado en la antigua Cárcel Modelo del Principado. Y, precisamente, en el transcurso del mismo, Roque Ortiz se mostró muy interesado por lo expuesto por la señora Paredes, por cuanto podría ser de aplicación al caso de la prisión provincial de Murcia.

Quiero recordarle que una ciudad como Murcia, la séptima de España en población, merece seguir el ejemplo de ciudades como Buenos Aires, que alberga el Espacio Memoria y Derechos Humanos-ESMA, en la antigua Escuela Mecánica de la Armada, que fue centro de detención, tortura y exterminio durante la dictadura cívico-militar argentina (1976-1983) y que hoy, pese a los recortes presupuestarios de la «motosierra» de Milei, es un espacio vinculado a la defensa de los derechos humanos. Igual cabe decir de otras iniciativas, como el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Santiago de Chile, un espacio destinado tanto a la investigación y a dar visibilidad a las violaciones de derechos humanos cometidas por la dictadura de Pinochet entre 1973 y 1990, como a dignificar a las víctimas y a sus familias.

Señor Ballesta, no pasemos página. La Cárcel Vieja, edificio neomudéjar, ha de conservar su estado original, con el mantenimiento de lo que queda de sus muros perimetrales, la recuperación del panóptico y, por supuesto, con la reserva de un espacio para la memoria histórica perfectamente acotado y señalizado. Junto a la prisión, debiera ubicarse la placa que hoy, en la calle Derechos Humanos de la capital, recuerda, sin citar sus nombres, a los 85 murcianos de la capital que penaron y sufrieron en los campos de exterminio nazis, uno de los cuales, Paco Griéguez (ya fallecido hace unos años y al que tuve el gusto de visitar en su domicilio en Gardanne, Francia), al menos fue recordado y homenajeado por MHMU-Tenemos Memoria y, justo es reconocerlo, también por usted, con el envío a su domicilio de sendas placas de reconocimiento.

Con Paco Griéguez y su compañera Juana (izq) mostrando la placa homenaje de la asociación MHMU-Tenemos Memoria, remitida a su domicilio, en Gardanne.

Con Paco Griéguez y su compañera Juana (izq) mostrando la placa homenaje de la asociación MHMU-Tenemos Memoria, remitida a su domicilio, en Gardanne. / D. J.

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