Opinión | La Feliz Gobernación

Todo está en la Biblia

"Anda el personal estupefacto con la rueda de prensa en que dos ministras, Pilar Alegría y Yolanda Díaz, mostraron en público sus discrepancias sobre las consecuencias fiscales de la subida del Salario Mínimo"

Pilar Alegría y Yolanda Díaz.

Pilar Alegría y Yolanda Díaz.

Todo está en la Biblia, queridos hermanos y queridas hermanas. Lo que pasa es que os dais muchos golpes de pecho, pero la leéis poco, pecadores de la pradera.

Anda el personal estupefacto con la rueda de prensa en que dos ministras, Pilar Alegría y Yolanda Díaz, mostraron en público sus discrepancias sobre las consecuencias fiscales de la subida del Salario Mínimo. Sin embargo, después, todo es coherente para una y otra parte del Gobierno, como si lo visto por nuestros propios ojos hubiera consistido en una alucinación transitoria.

Pues bien, sorpresas, las mínimas. Los lectores de la Biblia tenemos el callo endurecido a prueba de aparentes contradicciones. Por ejemplo, según Pablo en su carta a los Romanos (3,21; 4,12), las buenas obras de los cristianos no son materia suficiente para lograr la salvación, a lo que se opone con toda claridad Santiago (2,14), quien las considera esenciales. ¿A qué carta quedarnos? No es asunto baladí. A ver si nos pasamos la vida haciendo obras de caridad y luego va San Pedro y nos da con la puerta en las narices.

Parecen posiciones antagónicas, de ahí que Lutero, en su día, pretendiera excluir de la Biblia la epístola de Santiago, pues era partidario de la opinión de Pablo.

Podríamos tomar la polémica al modo luterano, hacer la vista gorda, romper la baraja o tirar el carro por el pedregal, pero esto iría contra la percepción ortodoxa que considera la Biblia un corpus perfecto, coherente, en que lo que parecen diferencias entre unos y otros textos son apenas matices en el énfasis.

Y ahí llega el teólogo Pedro Sánchez para sacarnos de dudas: «No hay discrepancias en absoluto», o en palabras del historiador John Barton, «puesto que la Biblia habla con una sola voz, un pasaje oscuro siempre podrá elucidarse a partir de otros más transparentes». Digan lo que digan, Pablo Alegría y Santiago Díaz son compatibles. Y hasta la póxima, descreídos.

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