Opinión | Murcia D. F.

'La maldición de la Cárcel Vieja', por Lola García

La lentitud de las administraciones, sobre todo la del Ministerio en estos momentos, ha jugado en contra de la antigua prisión, cuyas obras se han visto paralizadas por la secretaría de Estado de la Memoria Democrática

Concentración frente a las puertas de la Cárcel Vieja de Murcia.

Concentración frente a las puertas de la Cárcel Vieja de Murcia. / Israel Sánchez

Érase una vez un edificio varado en el tiempo que se asemejaba a un gigante en paz, que llevaba años olvidado por la ciudadanía y por las administraciones. Nadie reparaba en él a pesar de encontrarse en una de las vías más céntricas de la ciudad de Murcia. Los gatos, y a veces las ratas, campaban a sus anchas por todos los lugares que ahora se quieren poco menos que santificar.

La desmemoria, en ese entonces, era superlativa y la conciencia social sobre el edificio y el sufrimiento que causó en cientos de personas tampoco parecería importar. De vez en cuando aparecían los operarios del ayuntamiento de Murcia para podar sus espléndidas palmeras y sus bonitas higueras. No importó que el inmueble estuviera abandonado desde que en 1982 cerró sus puertas para convertirse en un cascarón vacío.

Permuta con Hacienda

Era propiedad del Ministerio de Hacienda y, como antigua prisión, tenía unos muros, celdas y una nave panóptica impresionante, que el paso del tiempo y la dejadez de las administraciones acabarían por hundir. De hecho, se desplomó prácticamente y el complejo carcelario perdió, desde el punto de vista arquitectónico, uno de sus elementos únicos valorados por la Academia de San Fernando, entre otras instituciones.

Llegó un momento en que el Ministerio de Hacienda puso sus ojos en la Cárcel Vieja de Murcia porque necesitaba nuevas instalaciones para su Agencia Tributaria. Corrían ya unos años del 2000 cuando se inició incluso la tramitación para su demolición y desaparición total frente a unos ciudadanos y un Ayuntamiento atónitos que, por fin, despertaron del letargo.

El proyecto contó con las bendiciones de los socialistas cuando estuvieron en la alcaldía, que inauguraron la primera fase de las obras con cerveza, baile y Dj 

Las protestas ante tal demolición comenzaron y el Gobierno local, entonces regido por Miguel Ángel Cámara, inició una batalla para hacerse con la propiedad que se valoró en 12 millones. Ya se sabe que Hacienda es como la banca: nunca pierde. Años tardó el consistorio en conseguirlo y en el 2013 por fin se hizo la magia. La antigua prisión pasó a manos municipales a cambio de darle al Ministerio pertinente dos parcelas, de igual valor al inmueble permutado, en la zona norte donde se construyó la nueva Agencia Tributaria.

Lustros ha tardado la Administración local en hacer un proyecto para remodelarla y dedicarla a la cultura con la puesta en marcha de Muros etéreos (y tanto que son etéreos, ya que ha desaparecido ya una buena parte), el plan por fases que ganó el concurso de ideas. La falta de presupuesto ha llevado a que se dilate en el tiempo su recuperación y que se haya tenido que recurrir a los fondos europeos y a varios ejercicios dentro del Presupuesto municipal.

Corazones divididos

Esa tardanza ha motivado que el gigante en paz vuelva a su maldición y sea de nuevo fuente de polémica, agudizada por la dejadez del Ministerio de Memoria Democrática, con su secretaría de Estado a la cabeza, que pese a declararlo Lugar de Memoria no han trabajado conjuntamente con el Ayuntamiento para dar una salida al proyecto.

Prácticamente nadie, cuando se aprobó el proyecto de Muros etéreos, que contemplaba el derribo de los muros, puso el grito en el cielo. Ni siquiera hubo manifestaciones cuando se tiraron los muros delanteros y se talaron las hermosas higueras y otros ejemplares arbóreos. Por no hablar de que el proyecto contó con las bendiciones de los socialistas en el breve espacio que estuvieron en la alcaldía de Murcia, apoyados por Cs, que inauguraron la primera fase de las obras con cerveza, baile y Dj aunque prometiendo que dedicarían un espacio a los represaliados por la dictadura cuando hubo alguna que otra crítica, sobre todo, por el ruido que metían las fiestas que allí se hicieron bajo su batuta.

Las asociaciones de memoria histórica, a las que poco caso se le ha hecho en este municipio, y los vecinos de la zona son los únicos que nunca han cambiado de posición y se han mostrado siempre a favor de los muros y del Lugar de Memoria Histórica. Lo demás es pura hipocresía y tacticismo político.

En este tema mucha gente tiene el corazón dividido: por una parte, hay que avanzar y por otra no a costa de cualquier cosa. Lo ideal sería buscar un rápido acuerdo entre todas las partes para que se puedan ejecutar los fondos europeos y la ciudadanía pueda disfrutar de un lugar, antaño de sufrimiento, y ahora consagrado a la cultura porque solo la ciudadanía que es culta es libre. Por nadie pase.

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