Opinión | Pulso político

Vicesecretario de Organización, Comunicación y Electoral del PPRM

La ‘mayoría progresista’ otra mentira de Sánchez

Un presidente mínimamente responsable tendría que tomar la decisión de dejar que sean los ciudadanos los que se manifiesten en las urnas ante la incapacidad del Gobierno

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en una imagen de archivo.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en una imagen de archivo. / Rober Solsona / Europa Press

El nuevo año ha empezado exactamente igual que como terminó el anterior: con una sonora derrota del Gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados. Dos de sus tres decretos leyes obtuvieron el rechazo de la Cámara Baja, y el único que se pudo salvar, el que contenía la reforma del sistema de pensiones acordada por los agentes sociales, fue gracias a los votos del Partido Popular.

Uno de ellos, el llamado «decreto ómnibus», era un batiburrillo en el que se mezclaban la revalorización de las pensiones, las bonificaciones del transporte público o las ayudas por la dana de Valencia con subidas de la luz y el IVA de los alimentos, regalar un palacete al PNV y favorecer a los inquiokupas. El Partido Popular ya avisó de que no iba a someterse a semejante trágala, tan propia del sanchismo, y desde luego votó en contra. 

Como era previsible, no tardaron Sánchez y todos sus portavoces y apoyos mediáticos en tocar a rebato, montar una de sus típicas campañas de agitación, propaganda y mentiras y culpar al PP de la propia incompetencia e inoperancia de un Gobierno que se limita a resistir, pero que no gobierna. La falta de escrúpulos de Sánchez ha llegado al extremo de utilizar a los pensionistas, a los usuarios del transporte público y a las víctimas de la dana como rehenes para chantajear a la oposición y sacar adelante otro tipo de iniciativas que son perjudiciales para los ciudadanos y que no cuentan con mayoría parlamentaria.

Desde el Partido Popular decimos sí a la subida de las pensiones, pero no a regalar privilegios e inmuebles a sus aliados nacionalistas; sí a la bonificación del transporte público, pero no a la subida de la luz y de los alimentos a través del IVA; y sí a las ayudas a los valencianos, pero no a la ocupación ilegal de las viviendas.

El Gobierno de Sánchez vuelve a enturbiar la vida política y a engañar a los ciudadanos. Si de verdad quiere revalorizar las pensiones puede hacerlo, bien a través de un nuevo Real Decreto aprobado por vía de urgencia en Consejo de Ministros, bien a través de la Proposición de Ley que ha registrado el Partido Popular.

Quien gobierna es quien tiene la responsabilidad de conformar y consolidar una mayoría parlamentaria. El presidente del Gobierno llegó a asegurar que gobernaría sin el Parlamento, pero se ha vuelto a demostrar que esa pretensión, además de impropia de una democracia liberal y parlamentaria, no es posible. Sin la confianza de la Cámara ni de la calle, el Gobierno de Sánchez ya solo puede aportar decadencia e inoperancia. 

Ha quedado una vez más patente esa gran mentira de que de las urnas de las últimas elecciones generales salió una «mayoría progresista», o incluso de que Sánchez, a pesar de que había conseguido 300.000 votos y 16 escaños menos que Alberto Núñez Feijóo, había ganado. Perdió, y de forma clara, pero consiguió la investidura a través de un pacto «contra natura» cosido por la vergonzosa concesión de la amnistía.

En esta situación, un presidente mínimamente responsable debería analizar que, puesto que no dispone de esa mayoría, puesto que no puede aprobar leyes ni convalidar decretos, tendría que tomar la decisión de dejar que sean los ciudadanos los que se manifiesten en las urnas ante la incapacidad del Gobierno. Porque sí tiene la facultad y capacidad de convocar elecciones.

Pero a Sánchez, como ha vuelto a demostrar, le importan un comino España y los españoles, y su único objetivo es resistir en el poder a costa de lo que sea. Y se agarrará con más fuerza conforme toda la corrupción que le rodea le toque cada vez más. El colmo es culpar a la oposición de la situación de ingobernabilidad que él mismo ha generado. Al menos, debería dejar de tomar el pelo a los españoles. 

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents