Opinión | Noticias del Antropoceno
Pelea de gallos entre millonetis
Dwight Eisenhower alertó al público americano en su discurso de despedida como presidente del poder creciente de un complejo militar industrial que amenazaba la independencia del Gobierno estadounidense. Una versión de este discurso fue el que pronunció ante las cámaras el presidente saliente Joe Biden. En este caso citó a una oligarquía de multimillonarios que aspiraba a controlar el futuro del país.
No hay que tener mucha imaginación para poner nombres y apellidos a los integrantes de esa oligarquía. Los más significativos entre ellos son, por supuesto, Jezz Bezos, el fundador y mayor accionista de Amazon, y Elon Musk, cuyos dominios incluyen Tesla, el mayor fabricante de coches eléctricos del mundo. Un tercer multimillonario intenta entrar en la partida, aunque de forma patética lamiéndole el culo a última hora al próximo presidente. Se trata de Mark Zuckerberg que ha anunciado la supresión de los moderadores externos de contenidos en Meta. A populistas como Trump les interesa fomentar la confusión y la desinformación, porque les ayuda a conformar una realidad alternativa favorable a sus intereses.
A este gallinero (reservado exclusivamente a ciudadanos estadounidenses y vetado prácticamente al resto del mundo) no le faltan gallos. Pero hay que reconocer que el enfrentamiento entre Bezos y Musk no tiene parangón alguno en la historia reciente. Ambos ansían poder, control y reconocimiento público y tienen los medios económicos suficientes para conseguirlos mediante la financiación de los representantes políticos del país más poderoso del mundo, unos electos que dependen del dinero en sus campañas al Congreso, Senado y a la propia presidencia y, por tanto, en almoneda permanente.
A tal extremo llega esta situación, que nadie se preocupa en ocultarla. Los congresistas americanos cuyas campañas dependen de un lobby, se reúnen periódica y públicamente con sus financiadores para dar cuenta de los progresos legislativos de la agenda a la que se han comprometido por dinero. Ambos, Bezos y Musk, se han comprado sendos medios de comunicación, el Post y X, para exhibir su influencia social y se han embarcado en el mayor negocio privado con fondos públicos del futuro inmediato: la conquista del espacio. Así se aseguran poder, control sobre el Gobierno, reconocimiento personal y, en última instancia, dinero.
La pregunta es si el más ambicioso de ellos, Elon Musk, será capaz también de dominar la agenda política europea usando a sus marionetas de ultraderecha en el continente. Atentos a Santiago Abascal, nuestro trumpista patrio.
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