Italo Calvino y lo experimental

Han transcurrido 65 años desde que el escritor de formación científica Raymond Queneau y el matemático François le Lionnais fundaran en París el Oulipo (Obrador de Literatura Potencial). Corría el año 1960, y el colectivo de carácter semisecreto y apolítico que fundaron sin pretensiones de ser tan siquiera grupo literario, sino más bien taller de creación, se empleaba en potenciar la imaginación a través de formas nuevas y originales. 

Queneau había publicado en 1947 Ejercicios de estilo, un libro en el que se relata de 99 formas diferentes una anécdota trivial: cómo un personaje toma un autobús, y el francés Georges Perec escribirá en 1969 una novela lipogramática (La desaparición) en la que no utiliza la letra e, precisamente la más abundante en lengua francesa. 

El Oulipo, que tiene sus raíces en el surrealismo y la patafísica —basada en el principio de unidad de los opuestos, crea un universo constituido de excepciones en el que todo es anormalidad— se ha mantenido desde su creación, y hoy en día continúa proponiendo fórmulas en las que se combinan las letras y las matemáticas, en una concepción lúdica y excéntrica de la literatura. Solo han sido cuarenta los elegidos para entrar a formar parte del grupo. Uno de ellos fue el italiano Italo Calvino, periodista, escritor y editor en la famosa editorial turinesa Einaudi, donde trabajó desde su fundación y a lo largo de cuatro décadas. Dos de sus novelas en que más evidente es el influjo oulipiano son Las ciudades invisibles (1972) y Si una noche de invierno un viajero… (1979), su gran novela experimental, calificada por él mismo como hipernovela, donde nos encontramos al Lector que, junto a la Lectora (Ludmilla), comienza a leer la última novela de Italo Calvino, que en realidad consiste en diez inicios de novelas diferentes. En esta obra metaliteraria el autor desarrolla un juego retando al lector (al que considera de importancia capital) en una especie de remedo de Las mil y una noches.

Es muy difícil abarcar la complejidad de un escritor como Calvino, desde sus inicios neorrealistas, y su manera tan personal de concebir la literatura, su lectura y crítica de autores clásicos y contemporáneos, su relación con el arte, su preocupación por los temas científicos (fue hijo de un ingeniero agrónomo y una bióloga), su acercamiento a las teorías críticas literarias… en el breve espacio de este artículo, por lo que invito a los interesados a leer la monografía que la Universidad de Murcia le ha dedicado y que se presenta esta tarde en el Salón de actos del Museo de la Universidad de Murcia (pabellón 4 del antiguo Cuartel de Artillería) como resultado de la jornada en que a finales de 2023 se le rindió homenaje con motivo del centenario de su nacimiento, en un acto abierto al público presidido por el rector de la UMU. n

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