Opinión | Desde mi picoesquina

El ferrocarril, útil social y medioambientalmente

La noticia de la posible ampliación del FEVE hacia Cabo de Palos y el Mar Menor contrasta con la negativa ministerial a la apertura de la conexión con Andalucía

Asociación Amigos del Ferrocarril de la Comarca de Baza.

Asociación Amigos del Ferrocarril de la Comarca de Baza. / D.J.

La tremenda reconversión industrial acometida por el Gobierno de Felipe González en los años 80 del pasado siglo corrió pareja a un desmantelamiento progresivo del ferrocarril convencional y la apuesta por el insolidario AVE, derrochador de recursos con unas costosas infraestructuras de construcción y mantenimiento. Un efecto colateral de esa nefasta política ha sido el incremento del tráfico por carretera, con su tributo de víctimas mortales, por desgracia asumidas socialmente: en el pasado 2024 han perdido la vida en las carreteras de España un total de 1.154 personas; en nuestra Región de Murcia, las víctimas en 43 siniestros mortales ascienden a 49, con 109 personas, además, heridas graves.

En ese contexto de languidecimiento del ferrocarril convencional, La Opinión nos anunciaba hace unos días la posible ampliación de la línea del FEVE entre Cartagena, Cabo de Palos (en estos momentos llega a Los Nietos) y los municipios del Mar Menor, por la predisposición del Ministerio de Transportes a financiar ese proyecto, propuesta respaldada por los alcaldes de la comarca y con un buen apoyo social, pues supone la mejora de la movilidad en el entorno del Mar Menor, la reducción de emisiones y ventajas para el sector turístico.

Recordemos que este ferrocarril, hoy de vía estrecha, nació en su día para servir a la intensa actividad industrial y minera de la zona de Cartagena-La Unión. En 1871 se otorgó la concesión de un tranvía de vapor entre Cartagena y La Unión y pocos años después esa concesión fue adquirida por la compañía inglesa The Carthagena Tramway & Construction Co. Ltd. Tras varias vicisitudes, con el declive de la línea tras la I Guerra Mundial, en 1941 todos los derechos del ferrocarril fueron cedidos a los ayuntamientos de Cartagena y La Unión. Finalmente, en 1969, FEVE asumió la explotación de la línea, clausurando el servicio de mercancías y adaptando el ancho de vía a un metro, con la prolongación hasta Los Nietos.

De llevarse a cabo esa prolongación de la línea del FEVE, eso sería una muy buena noticia en una Región que ha contemplado en los últimos años el cierre de líneas de ferrocarril, como la del famoso «Tren chicharra» (así llamábamos también en mi época infantil al tren citado arriba entre Cartagena y la zona minera de La Unión), que en 1924 llegó a unir Cieza con Gandía, pasando por Yecla y Jumilla. En 1965 se le concedió la línea a FEVE y en julio de 1969 hizo el último trayecto debido a las deudas acumuladas ¡Ay, la rentabilidad económica frente a la rentabilidad social! Algo que puede decirse también de la supresión de la línea férrea Murcia-Caravaca, que, con un trazado de 78 km, enlazaba la capital con la comarca del Noroeste, y que estuvo operativa entre 1933 y 1971 y, para mercancías, entre Alguazas y Murcia hasta 1990.

Pendiente la recuperación de la conexión directa Cartagena-Chinchilla-Albacete, línea hoy suspendida tras la entrada en servicio del AVE, lo que nunca debió cerrarse fue la comunicación de la Región de Murcia con Andalucía, concretamente con Granada, es decir, la línea férrea Guadix-Baza-Almanzora-Lorca, con ramificación hasta Águilas. Inaugurada el 28 de marzo de 1885, en el reinado de Alfonso XII, tenía un trazado total de 318 km y, además del tráfico de pasajeros, transportaba el hierro de los cotos mineros de Serón y Bacares, el mármol de Macael y esparto.

Las tres provincias implicadas (Murcia, Almería y Granada), y los 23 pueblos donde se ubicarían las estaciones, además de las poblaciones que se beneficiarían indirectamente del ferrocarril, consiguieron complementar la aportación estatal, que, con arreglo a la ley de 2 de julio de 1876, era del 76% del presupuesto. La empresa constructora y concesionaria del ferrocarril fue, hasta la Guerra Civil de 1936, la Great Southern Of Spain Railway Company Limited, empresa de capital inglés. Tras el fin de la guerra, la recién fundada empresa estatal Renfe se haría cargo de la gestión y mantenimiento de esta línea ferroviaria Murcia-Granada hasta su cierre en 1985.

Maqueta ferroviaria  de la asociación

Maqueta ferroviaria de la asociación / D.J.

Por ello, este pasado año 2024, y coincidiendo el 31 de diciembre con el 40 aniversario de ese cierre decretado por el Gobierno de Felipe González (otra secuela más de la reconversión industrial arriba aludida), se celebró en Baza (Granada) un acto reivindicativo por el tren en el que, por primera vez, se han unido a esa reivindicación las comarcas granadinas, almerienses y murcianas, elevando su grito al Gobierno de España por la reapertura de esa línea férrea. Jornada reivindicativa en la que participaron más de 200 personas, incluyendo parlamentarias andaluzas, diputados provinciales, alcaldes y alcaldesas de los municipios de la zona y el primer edil de Lorca, representantes de los distintos partidos políticos, empresarios del Altiplano granadino y numerosos colectivos sociales del territorio. El evento estuvo coordinado por el activista Antonio Francisco Martínez, presidente de la Asociación Amigos del Ferrocarril de la Comarca de Baza, que viene denunciando las pérdidas de población, servicios públicos, actividad empresarial y oportunidades de desarrollo a lo largo de estas cuatro décadas sin tren, alegando además que, después de tantos años de trabajo, esfuerzo y propuestas viables para la reapertura de esa línea férrea, no nos van a callar con un informe previo del Ministerio de Transportes «parcial, falso y chapucero, que nos quiere condenar a la miseria. El tren puede y debe volver», afirma, por lo que han remitido alegaciones al Consejo Asesor de dicho Ministerio que certifican la viabilidad de la reapertura, considerando la línea dentro del ámbito del Corredor Ferroviario Mediterráneo.

Sirva este escrito para expresar mi apoyo a todas cuantas reivindicaciones vayan en la dirección de apostar por el ferrocarril, un medio de transporte alternativo a la carretera, útil social y medioambientalmente. 

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