Opinión | Primarias en el PSOE

Pedro Iniesta Ruiz

Francisco Lucas: unir para avanzar, liderar para transformar

Francisco Lucas encarna una esperanza firme y luminosa, el cambio audaz y necesario que nuestra tierra clama y merece

Francisco Lucas (en el centro) candidato a secretario general del PSRM.

Francisco Lucas (en el centro) candidato a secretario general del PSRM. / Israel Sánchez

Como tantos murcianos nacidos en los años noventa, pertenezco a una generación que no guarda memoria de nuestra Región siendo gobernada por la izquierda. Pero la ausencia de recuerdos no implica la ausencia de anhelos. Sí guardo en la memoria, con la nitidez de lo imborrable, la interminable lista de casos de corrupción que han manchado los más altos despachos del PPRM. También recuerdo, con el amargor de las ocasiones perdidas, las luchas intestinas de una izquierda dividida, enfrentada y, en demasiadas ocasiones, más preocupada por la disputa de cargos que por la asunción de las responsabilidades colectivas.

Unirnos no es sólo un imperativo ético, es un acto de justicia histórica. Unirnos para representar a quienes han sido sistemáticamente silenciados y orillados. Unirnos para dignificar la gestión de lo público, para integrar el talento, la diversidad, la inteligencia al servicio de los demás. Y en Francisco Lucas encuentro ese espíritu de unidad, no como un simple ideal, sino como una práctica cotidiana.

Quizás las acciones más nobles de la política sean aquellas que no se inmortalizan en fotos, sino en los recuerdos indelebles de una comunidad. En 2019, cuando las inclemencias climáticas golpearon nuestra tierra con una dureza inusitada, no hubo focos ni poses. Pero los vecinos y vecinas de El Raal sí recuerdan a Francisco Lucas al frente, coordinando una respuesta seria y efectiva. Lucas transmitió información, serenidad y confianza. Ese líder joven que actuó entonces con empatía y determinación es el mismo que hoy se presenta con una hoja de servicios escrita con la tinta de la ejemplaridad.

Vivimos en un mundo donde los privilegiados hablan de la cultura del esfuerzo sin conocer el peso del sacrificio. Por eso encuentro inspiradora la historia de Francisco Lucas, hijo de una familia trabajadora, quien, gracias al esfuerzo de sus padres y a las posibilidades abiertas por una educación impulsada por los logros del socialismo, logró licenciarse en Derecho y construir su propio camino. Así las cosas, su trayectoria encarna los valores de una generación que se niega a delegar su destino, que ha decidido tomar la palabra y escribir su propia historia. Una generación que practica la unidad huyendo de la uniformidad, sumando voces diversas que convergen en un mismo compromiso: defender a quienes más necesitan de la política y del Partido Socialista.

En un tiempo donde algunos hablan de inmovilismo y continuismo, Francisco Lucas emerge como la respuesta inequívoca a esas dudas. Su liderazgo no perpetúa inercias, sino que las desafía con acciones y compromisos. Lucas entiende que la renovación no es un lema, sino un esfuerzo cotidiano por escuchar, sumar y actuar. Por eso, bajo su liderazgo, cada militante, cada agrupación y cada rincón de nuestra Región se convierte en protagonista de un proyecto que no se limita a prometer, sino que se arremanga para cumplir. Así, ante los que todavía tienen reservas sobre su liderazgo, su camino demuestra que la innovación política no está en las palabras, sino en los resultados visibles, y ese es su mejor aval.

Quiero señalar que escribo estas líneas a título personal, desde el compromiso sincero de un murciano emigrado que lleva su tierra grabada en el corazón. Lo hago plenamente seguro, desde lo más profundo de mi convicción y mi identidad murciana, de que Francisco Lucas encarna una esperanza firme y luminosa, el cambio audaz y necesario que nuestra tierra clama y merece. Lucas no está aquí para perpetuar los errores de la izquierda dividida, sino para articular una ola de cambio que una al partido y a toda la sociedad progresista de la Región de Murcia.

En Francisco Lucas veo la esencia viva de ese socialismo que no se limita a gestionar, sino que transforma. Que no se resigna a seguir el camino trazado, sino que lo reinventa para que nadie quede al margen. Es el socialismo que entiende que una educación de calidad es la fábrica donde se forjan las posibilidades de los humildes, que un hospital accesible es el mayor garante de la dignidad humana, y que un empleo digno no es un lujo, sino un derecho inalienable. Lucas no habla de futuro como una promesa lejana, sino como un compromiso inmediato, como una semilla que ya comienza a germinar.

Sé que algunos intentarán cargar su mochila con piedras, pero el único peso que ha demostrado llevar es el de su responsabilidad. Y en este proceso de primarias, que debe ser un ejemplo de democracia y fraternidad socialista, quiero apelar a mis compañeros y compañeras: la suerte de un o de una socialista, es la suerte de todos y de todas. Diego Conesa es un compañero que merece mi respeto y mi afecto, y sé que afrontará estos días con trabajo e ilusión. Pero cuando miro a Francisco Lucas, veo un viento de cambio que resuena como el Viento del pueblo de Miguel Hernández, un viento que trae consigo el latido de la cultura, la fuerza irrenunciable de la educación y la promesa de unos servicios públicos que mejoren la vida de nuestra gente.

Y es que estas primarias decidirán mucho más que un liderazgo orgánico. Decidirán el tipo de voz que representará a los murcianos y murcianas en el espacio público, la visión con la que dignificaremos nuestra tierra y la fuerza con la que enfrentaremos los desafíos de un futuro más justo, un futuro que se edifique sobre acciones concretas, que sitúe a las personas en el centro y que traduzca los ideales en realidades tangibles. En Francisco Lucas veo esa voz que inspira, esa visión que orienta y esa determinación que transforma. Y por eso, desde lo más profundo de mi identidad murciana y socialista, apuesto por él; porque él apuesta por todos nosotros y por todas nosotras.

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