Opinión | El prisma
¿Deben vincularse las becas al rendimiento académico? / Fallos del sistema
El verdadero problema es que el esquema de becas precisa un replanteamiento total, especialmente para quienes optan a estudios universitarios fuera de casa

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. / Alejandro Martínez Vélez / Europa Press
Se antoja muy difícil responder directamente a una pregunta tan compleja como la del encabezamiento afirmando o negando. La cosa viene a cuento de una serie de proposiciones no de ley presentada por Sumar en el Congreso, en varios textos de una complicación suficiente como para evaluarlos taxativamente. Pero que revelan que el sistema necesita perentoriamente un replanteamiento total para adecuarlo a la realidad.
Anda alguna derecha mediática un tanto revolucionada por las propuestas de los de Yolanda Díaz, igual que se autoacelera cuando los de Podemos asoman tímidamente –sus resultados electorales no les dan para más– la patita por debajo de la puerta. Lo habitual: ese cierto frente periodístico desvirtúa la cuestión y se fija en la hojarasca para hacer ruido en vez de irse al fondo del problema, que es lo que subyace tras las iniciativas de Sumar.
El asunto es que, a pesar del optimismo gubernamental medianamente justificado, el sistema de becas necesita retoques que van bastante más allá de un lavado de cara. Esa visión favorable del estado de la cuestión tiene cierta explicación, puesto que para el curso actual (2024/25) se presupuestaron 2.535 millones de euros en becas para todos los niveles de enseñanza. De ese montante, 1.300 son exclusivos para el nivel universitario. Todo un récord, que adquiere su verdadera dimensión si se sabe que esas cifras suponen el 81 % presupuestado más que en el último curso en que gobernó el PP, el 2017/18.
Sin embargo, los números totales esconden revueltas y particularidades, detalles y realidades que no son perfectas ni mucho menos, sino que tienen problemas difíciles y, algunos de ellos, novedosos con respecto a las condiciones en que se otorgaban las becas de estudio hace solo seis u ocho años. Cosas que ese muy encomiable crecimiento presupuestario del 81 % en un sexenio no ha logrado solventar.
Uno de ellos, el de la obligada devolución de parte o el total de la beca si no se mantiene el nivel académico necesario. Esa norma es de general aplicación en los niveles universitarios. Aparte de una injusticia derivada de la indiferencia hacia las circunstancias particulares de cada estudiante, hay otra más sangrante, si cabe, debida a la gran diferencia de exigencia intelectual y de dedicación de unos estudios con respecto a otros.
Por ejemplo, compárese el nivel necesario para aprobar el primer curso de una Ingeniería Superior de Telecomunicaciones con el de ese mismo curso de Comunicación Audiovisual. ¿Se pueden medir con el mismo rasero las calificaciones obtenidas por alumnos de uno y otro grado a la hora de decidir si se han de devolver las becas?
Por otro lado, hoy hay que partir de la base de que el dinero de cada beca es totalmente insuficiente en abstracto, pero roza lo ridículo desde que se produjo el despelote incontrolable de los precios del alquiler. Afecta especialmente a los universitarios: muchos han de matricularse en escuelas y facultades lejos de su residencia familiar. Cualquier estudiante, y su familia, sabe exactamente que las becas actuales no pasan de ser una «ayuda»: de ningún modo, cubren el gasto total de estudiar lejos de casa, aunque el complemento de alojamiento sea de 2.500 euros por curso.
Lo último, pero no nimio, es el umbral de ingresos máximos para optar a beca. Una familia de cuatro miembros queda excluida de la beca universitaria mínima si ingresa más de 42.835 euros, límite que aleja de las ayudas universitarias a buena parte de la llamada, cada vez más injustificadamente, clase media. Sobre todo la que vive en grandes ciudades. Visto así, la cuestión del rendimiento académico queda un tanto desenfocada, pues hay fallos clamorosos del sistema.
El verdadero problema es que el esquema de becas precisa un replanteamiento total, especialmente para quienes optan a estudios universitarios fuera de casa, machacados ellos y sus familias por el nuevo disparate descontrolado del mercado inmobiliario, distinto pero igual de dañino que el de la burbuja inmobiliaria. Por mucho que los números abstractos hablen de niveles récord de presupuestos y de becarios. Estamos mejor que hace cinco años, pero lejos de lo suficiente.
Suscríbete para seguir leyendo
- El 'chino' más famoso de Murcia abre un nuevo negocio y nadie da crédito a lo que vende: 'en el centro de Murcia
- Estas son las carreteras cortadas por la Vuelta Ciclista a la Región de Murcia
- Un soltero de Murcia hace un comentario fuera de lugar en 'First Dates' y provoca una arcada en directo a su cita: 'Es lo que se piensa de los murcianos
- Solo lleva 6 meses viviendo en Murcia y pide ayuda tras lo ocurrido: 'Alguien que explique por favor qué está pasando
- Arrolla y mata con su coche a una persona en la puerta de un salón de juegos de El Raal
- El parque hinchable más grande del mundo aterrizará en Murcia en marzo
- Ponen en Idealista un chalet en Murcia a la venta por menos de 23.000 euros
- Crece el rechazo a la nueva ordenanza de aparcamiento