Opinión | Achopijo

Aplauso potencial

El éxito es muchas cosas, pero para mí, en la música, es que nos haga felices

Concierto del grupo Viva Suecia en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia.

Concierto del grupo Viva Suecia en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia. / Israel Sánchez

Hay un componente en la música que brilla muchísimo. Es la naturalidad. Cuando un músico sabe dejarse llevar y le sale lo suyo es como una sonrisa ingenua. Y suena en el lugar que compartimos todos. Es cuando se produce esa conexión entre quien sabe que está siendo sincero con lo que hace y los que lo asimilamos porque lo entendemos aquí, adentro. Ahí está el milagro que hace que sea tan nuestra como de quien la crea, y es más grande cuando se comparte, claro. Aquí empieza una maravillosa duda existencial, y es que es necesario que la música llegue ahí, porque está en el origen del porqué... Pero hay dos tipos de personas en el mundo: los que ponen un límite, y los que no. Yo entiendo ambas posturas. Quizás soy de una línea que aglutina ambas formas de entender una canción, un estilo, una melodía o una letra. Que trascienda es necesario, pero cómo lo haga quizás no lo es tanto como muchos consideran.

¿Dónde está la calidad? ¿Que la música llegue a muchísima gente es un mal síntoma? Es evidente que los lugares recónditos del disfrute son más atractivos cuanto menos transitados son. Alicia siempre dice «que no se entere nadie», y eso es síntoma de máxima calidad. Puedo entenderlo... pero cuando algo llega a todos, a muchísimos, incluso, no es síntoma de pérdida de calidad. Ahí hay que meter un halo de responsabilidad creativa, y de respeto, sobre todo. El éxito es muchas cosas, pero para mí, en la música, es que nos haga felices. Da igual cómo y por qué. Y mucho menos cuántos seamos. La felicidad tiene también muchas caras y una de ellas es la sinceridad.

Viva Suecia llevó al Teatro Real, y antes al Auditorio Víctor Villegas en Murcia, una bonita selección de sus canciones dándoles la vuelta, exagerando melodías y acompañamientos o relajándolos, y siguieron siendo suyos y nuestros. Rafa Val habló mucho en el Real, ante aquella inmensidad... fue natural. No estaba preparada su disertación para presentar a la banda, familia, en un día tan especial. Ahí vi yo más de su música que nunca, porque por aquí somos así, y no es que improvisara, porque seguro que le dio vueltas esos días y toda su vida. Esa naturalidad es una herramienta para trascender que no tiene muros. La música tampoco debería tenerlos, porque de vuelta, esa forma de hacer nuestra una canción, es de cada uno.

Vale. 

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