Opinión | El especialista
Cuesta de enero
El que más contento está ahora mismo es el Grinch, una vez que ya han finalizado todos los simulacros de paz y amor y volvemos a ser los mismos que éramos antes
¡Y vaya si cuesta! Antes de nada, feliz año nuevo y que se cumplan todos sus propósitos (un año más). Aquí estamos otra vez sufriendo, tras los excesos navideños, con la temida cuesta de enero. Nos espera un largo año lleno de propósitos por cumplir. El que más contento está ahora mismo es el Grinch, una vez que ya han finalizado todos los simulacros de paz y amor y volvemos a ser los mismos que éramos antes de esas fechas entrañables y mágicas de la Navidad.
Pero no perdamos la ilusión, que «hasta San Antón, Pascuas son». Eso nos enseñaron nuestros abuelos para no cortar tan abruptamente. Y más en este mes de enero, que hace fresquito.
Seguro que hemos vuelto a desear cumplir algunos de los propósitos más comunes, como hacemos siempre a inicio de año, por ejemplo, hacer más ejercicio (o sin él «más» para algunos) y dejar de fumar; perder peso y comer saludable; cancelar las deudas y ahorrar dinero (y si nos toca la lotería, mucho mejor); pasar más tiempo en familia y, finalmente, viajar más y estresarse menos. Si conseguimos cumplir un par de ellos, ya vamos muy bien.
Otra cruda realidad que nos azota es que llevamos dos semanas cumplidas de este año, y de este mes, y estamos deseando cobrar el sueldo. Nuestro bolsillo anda algo pelado después de tanto derroche. Pero si algo bueno tiene este mes es que nos hemos quitado a toda esa gente que no teníamos ganas de ver y, milagrosamente, aparecen todas las Navidades.
Esta semana, cuando dejamos a nuestros hijos en el colegio, volvemos a querer meter el coche dentro de la clase y, si puede ser, estacionado al lado de su pupitre, vuelven las multas, vuelve la rutina que nos gusta, la que nos da la vida.
Por cierto, otra cosa: ya saben ustedes que esta semana hay que retrasar la báscula cinco kilos, que nuestro peso de ahora mismo no es ni real, ni legal, ni justo. Que comiencen los juegos del hambre.
Un consejo: si queremos estar listos para el verano, ahora es un buen momento para comenzar la operación bikini, que luego todo son prisas y hambre. Ayer pasé por la puerta del gimnasio y estaba lleno. El «regordimiento» ha multiplicado por veinte las nuevas matriculaciones. Los monitores, Carlos y Alba, me miraron y dijeron: «¡Qué cruz Juan, qué cruz!» A partir del mes que viene los gimnasios van a parecer El juego del calamar: jugador número 001 eliminado, jugador número 456 eliminado. ¡Qué cruz!
Y por último, por si no tuviésemos bastante ya, aquí tenemos las famosas rebajas (las de enero), invento supremo que nos hace comprar cosas que no necesitamos, disfrazadas de ahorro. Que no digo yo que todo sea así, pero mejor mirar el precio que tenía hace dos semanas eso que queremos adquirir y si de verdad nos convence y merece la pena comprarlo. Seguro que algunos aprovecharán para devolver los regalos de Navidad y comprarlos a mejor precio. ¡Está todo inventado!
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