Opinión | Las fuerzas del mal

El desgarro

Todo esto es un proceso estatutario que cumple el mandato de la Constitución Española, que dice que los partidos deben regirse de manera democrática, aunque eso ocasione desgarros que deberían hacer crecer el músculo

Francisco Lucas, flanqueado por Inma Sánchez y María González, reunió a numerosos cargos

Francisco Lucas, flanqueado por Inma Sánchez y María González, reunió a numerosos cargos / Israel Sánchez

El azar es tan frágil como el azahar y, a diferencia de la flor, su fruto es incierto. Hace unas semanas, Pepe Vélez regresaba del Congreso Federal del PSOE como triunfador, con laureles en la frente. Pero la política, como la vida, recuerda que todos somos mortales, incluso figuradamente. Creyendo que no iba a concurrir nadie a la Secretaría General del PSRM, frente al desafío de Almela, Conesa y los rumores de Sánchez Roca, Vélez titubeó. Los redobles que escuchó fueron apagando el de su propio liderazgo. Con Almela y Conesa, Vélez dimitió al ver cómo sus laureles se marchitaban, y Sánchez Roca se sumó a la candidatura de Paco Lucas, la del aparato. En fin, ‘memento mori’, o en latín paladino para Vélez, "en un momento me morí".

Vélez, Conesa y Lucas son, de distinta manera, el presente y el pasado. Conesa aspira a vindicarse, porque es cierto que él ha sido el único en ganar al PP en votos, pero también es cierto que su victoria se dio en unas circunstancias que ya no están. Hubiera sido un golpe de efecto que, en las pasadas elecciones, una vez limpio de toda imputación, el PSOE le hubiera dado a él la cabeza de cartel. Los socialistas habrían demostrado una nueva manera de hacer política con ese gesto, pero eso no pasó.

De Vélez no vamos a hablar porque ese es un pasado tan presente que estamos todavía en el velorio, pero Lucas no consigue tampoco disociarse demasiado de ese muerto que alumbra otro presente, también incierto, que es el suyo. Si hubiera que otorgarle un carisma a Conesa sería el de resucitado, y quizás él mismo se lo otorga en su vídeo de presentación. El de Lucas es un carisma en busca de adjetivo y su presencia relevante como diputado nos indica que es una persona formada, pero no puede quitarse ese halo de eminencia gris que le acompaña.

A ambos les incumbe, de alguna manera, la advertencia de Coco Chanel: "No pierdas tiempo chocando contra una pared, con la esperanza de transformarla en una puerta". Almela y Sánchez Roca no están ligados ni con ese presente ni con ese pasado. De los dos, ella, Sánchez Roca, podría haber sido la que marcara con mayor facilidad la perspectiva necesaria para el futuro diferenciándose del pasado y del presente, pero no lo sabremos salvo que sea ella, tras el preceptivo proceso de primarias, y como ejemplo de una nueva manera de hacer política, la que encabece la lista de la Asamblea en las próximas elecciones.

No olvidemos, sin embargo, una cosa. Todo esto es un proceso estatutario que cumple el mandato de la Constitución española, que dice que los partidos deben regirse de manera democrática, aunque eso ocasione desgarros que deberían hacer crecer el músculo en esos mismos partidos, tan denostados, pero a los que la carta magna les da un papel fundamental en la representación del ciudadano. Que desde el PP llamen a este proceso "caos" solo demuestra que, para ellos, ese mandato constitucional es tan extraño que consideran que eso de que cada militante tenga un voto para decidir el liderazgo es una cosa aberrante y escandalosa, posiblemente propia de rojos.

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