Opinión | Noticias del antropoceno

La última frontera de nuestra humanidad

Nuestra generación -sobre todo la parte que habita en Estados Unidos- se comportó en la carrera espacial como un niño, que se emociona con su nuevo juguete para dejarlo después abandonado en un rincón. Asistimos emocionados al primer paso del hombre en la luna -con aquella voz de fondo del inolvidable Jesús Hermida- al que siguieron muchas expediciones posteriores a las que ya muy pocos hicimos caso. Después la cosa fue cayendo en el olvido, sobre todo después del lamentable accidente del Shuttel y la paralización casi completa de cualquier proyecto espacial con la notable excepción de la Estación Espacial Internacional, hoy ya condenada a su desmantelamiento. La mejor manera de rememorar aquella era gloriosa es visitar el Museo del Aire y el Espacio en Washintong DC, como yo mismo hice hace más de treinta años.

Afortunadamente la NASA y la ESA, a las que han unido las correspondientes empresas estatales china, japonesa e india, no han parado de poner en órbita básicamente máquinas y robots, con los que se ha mantenido la llama de la exploración de Marte y otro planetas, básicamente los gigantes gaseosos del exterior. Incluso hemos llegado a visitar Plutón -degradado a la consideración de planetoide- situado en el cinturón de Kuiper. Lo más importante de estos años es la constatación de que Marte fue una vez un planeta con océanos, lagos y ríos corriendo por su superficie, lo que abre una posibilidad amplia de que en algún momento surgiera la vida y haya dejado un rastro fósil. También hemos descubierto que determinadas lunas del Sistema Solar (ya se llevan descubiertas unas doscientas y se siguen sumando) no son los cuerpos inertes que nos imaginábamos, sino que algunas cuentan con océanos debajo de sus superficies heladas y, junto con una fuente de energía termal procedente del interior, prometen de nuevo el hallazgo de vida extraterrestre.

A la luna de Júpiter Europa se dirige la Europa Clipper lanzada esta semana por la NASA a la que se unirá después la Juice, otra nave con objetivos exploratorios en el mismo rango (lunas heladas de Júpiter) ya lanzada por la ESA. Tampoco hay que minusvalorar el avance que supone, el éxito de SpaceX al demostrar la reusabilidad de su monstruoso cohete Super Heavy. Las imágenes de abrazaderas agarrando el supercohete prácticamente al vuelo pasarán a la historia como un hito fundamental en la conquista del espacio.

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