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Vicesecretario de Organización, Comunicación y Electoral del PPRM

La corrupción de Sánchez se extiende al PSRM

Saura debería salir de su escondite y dar la cara. Su presunta implicación y participación en un caso de la máxima gravedad requiere que salga a la palestra y ofrezca explicaciones a la opinión pública

Pedro Saura, exlíder del PSRM y actual presidente de Correos.

Pedro Saura, exlíder del PSRM y actual presidente de Correos. / Juan Carlos Caval

Pedro Sánchez irrumpió en el poder prometiendo que iba a luchar contra la corrupción, y lo que ha hecho ha sido promoverla, fomentarla y llevarla a la misma mesa de su despacho en la Moncloa. Cuatro causas judiciales, 15 delitos investigados, 11 ministerios, la tercera autoridad del Estado, su partido, su Gobierno y su familia se encuentran envueltos en una gran trama de corrupción. Su mujer, su hermano, su durante tanto tiempo mano derecha y… el mismísimo fiscal general del Estado, imputados. ¿Alguien da más?

Y lo peor de todo es que pretende hacernos creer que él no tiene absolutamente nada que ver con semejante cúmulo de escándalos. Todos los indicios apuntan a que Sánchez conocía toda la trama de corrupción socialista desde hace más tres años. Sabía lo de Delcy y mintió, sabía lo de Ábalos y le aforó, sabía lo de su mujer y la encubrió, y, por supuesto, sabía lo del rescate multimillonario de la compañía aérea. Lo sabía todo y lo tapó.

Si el señor Ábalos tuvo que dimitir por todo lo que se ha sabido de Koldo, Sánchez debería haberse marchado por todo lo que se ha conocido de Ábalos. Aplicando la misma lógica, Sánchez debería haber dado ya una rueda de prensa anunciando su renuncia y convocando a los españoles a las urnas

Todo parece indicar que Pedro Sánchez es el ‘Señor 1’ de una trama corrupta organizada desde el minuto 1 de llegar al Gobierno. Sánchez, el mismo que hace diez años daba carnés de decencia política, ahora reparte amnistías, cupos, excarcelaciones y mordidas. Ya tiene su sentencia política al margen de lo que la Justicia determine. 

La absoluta degradación que ha llevado Sánchez a las instituciones del Estado ha alcanzado su mayor extremo con la imputación, por primera vez en la democracia, de todo un fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por la filtración de datos reservados. En realidad, García Ortiz es el mayor exponente y referente de la obsesión de Sánchez de colonizar las instituciones para proteger sus intereses personales

Desde luego, García Ortiz debería haber dimitido inmediatamente, máxime cuando dirige una institución encargada de promover la acción de la Justicia en defensa de la legalidad, algo incompatible con estar siendo investigado por el Tribunal Supremo. Pero cómo va a renunciar quien, presuntamente, se ha limitado a cumplir órdenes del Señor 1 de la trama, que se aferra como desesperado al sillón de la Moncloa.

Una corrupción, la del PSOE de Pedro Sánchez, que se ha extendido al Partido Socialista de la Región de Murcia. De las conversaciones registradas en el informe de la UCO, podemos concluir que Pedro Saura, quien fuera líder del PSRM y hoy presidente de Correos, no solo estaba al corriente de todas las gestiones realizadas por la gran trama corrupta de Koldo y Ábalos, sino que incluso desempeñaba un papel protagonista como mediador y facilitador.

Saura debería salir de su escondite y dar la cara. Su presunta implicación y participación en un caso de la máxima gravedad requiere que salga a la palestra y ofrezca explicaciones a la opinión pública. Debe aclarar ya si, como mano derecha de Ábalos, contribuyó a que un puñado de sinvergüenzas sacaran provecho de la pandemia para enriquecerse.

Ya está tardando José Vélez en adoptar alguna medida como secretario general del PSRM, como suspender de militancia a Saura, tal y como se hizo en su momento con Ábalos cuando estalló el escándalo. El problema es que Vélez, que se encuentra a un paso del banquillo de los acusados, hasta el punto de que incluso la Fiscalía entiende que tiene que ser procesado, carece de autoridad moral alguna para exigir unas responsabilidades políticas que él mismo no ha asumido.

Mientras tanto, la corrupción sigue carcomiendo a las siglas del PSOE.

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