Lo que diga Lopera

Hay congreso del PSOE a la vista, y como se trata en realidad de un referéndum interno sobre la continuidad de Pedro Sánchez, esta vez con todavía más autonomía plenipotenciaria, algunos se dan con los talones en el culo en la carrera por mostrar alabancismo, que es la actitud que será escrutada como meritoria para mantener poderes delegados a la sombra del gran timonel. 

En primera línea hacia la meta vemos al secretario general murciano, Pepe Vélez, quien frente a la crítica, la reserva o la discreción en expectativa de sus homólogos en el partido se ha apresurado a cantar las excelencias del concierto en re mayor para Cataluña, todavía sin saber de qué va, o si debemos llamarlo concierto, verbena o rave.

Lo de Vélez con Sánchez se asemeja al mito de Narciso y Eco, y no hace falta precisar quién es quién. La sede regional del PSOE es un trasunto de aquellas peñas del Betis de cuando ese club lo presidía Lopera, que se titulaban «Lo que diga Lopera». El rollo de Vélez es «Lo que diga Sánchez», pero el problema es que Sánchez cada día dice una cosa. Ante tan señalada evidencia, Vélez espera a manifestarse después del último cambio de opinión de Sánchez, y así, para el murciano, el cupo catalán no sólo es beneficioso para Cataluña, sino también para la Región de Murcia, aunque no fuera capaz de explicar tamaño milagro ni a sus exvecinos de Calasparra.

El riesgo de tan interesado seguidismo es que aplaudir a Sánchez después de que éste manifieste que puede gobernar al margen del poder legislativo, obligaría a Vélez a aceptar que López Miras hiciera lo mismo si se lo propusiera, con el menoscabo consiguiente para la oposición parlamentaria que lidera. 

Una de las anomalías del sistema es que el portavoz del PSOE cobra más o menos lo mismo que el presidente de la Comunidad, y tiene menos responsabilidades. Por tanto, qué más da. 

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