The Washington Post, el diario propiedad del fundador de Amazon, retiró de su web una ilustración que mostraba al máximo dirigente de Hamás sentado en un sillón con varios bebés atados a su cuerpo desafiando a un tanque israelí, con la sombra de un clérigo iraní oculto detrás. La explicación de esa supresión por parte del periódico fue que el dibujo hería la sensibilidad de los lectores, pero es difícil abstraer la decisión editorial de la antipatía profunda que despierta Israel en todo el mundo con sus ataques contra edificios civiles y campos de refugiados en Gaza.
La explicación de Israel por sus acciones es exactamente la que refleja la ilustración cancelada: que Hamás utiliza a los civiles y a los hospitales como base para refugiarse, almacenar armas y huir por su red de túneles. La cuestión es importante, porque el derecho internacional reconoce de alguna manera que un lugar que alberga a combatientes se puede convertir en un objetivo militar legítimo. Eso no justifica un bombardeo indiscriminado, por supuesto, y de hecho Israel señala a la Yihad Islámica como responsable del misil que cayó en un hospital en los primeros días de la conflagración, supuestamente por un fallo en su sistema de guiado.
La estrategia de Israel es hacer oídos sordos a las críticas que recibe, incluso de países amigos y aliados y seguir adelante con sus planes. Para Israel, acabar con Hamás es un objetivo vital, porque sus dirigentes consideran que está en juego su existencia como nación. Lo que han conseguido es convertir a los dos millones de palestinos que habitan la Franja en refugiados en su propio territorio. Eso es así porque ningún país, empezando por Egipto, quiere acoger a refugiados palestinos. La experiencia histórica de Jordania y Líbano es que la diáspora palestina es un cáncer dentro del país que les acoge.
Cuando terminen en el norte, los israelíes procederán a limpiar de terroristas los campos de refugiados del Sur y el Centro de la Franja, probablemente con poca oposición de la propia población, que ha visto adonde les ha conducido la incuria de sus líderes políticos y militares.