Me siento orgulloso de vivir en ‘la mejor tierra del mundo’, pero sobre todo, me siento un privilegiado de pertenecer a un sistema público que se vuelca en la lucha contra el cambio climático, poniendo toda su estructura administrativa al servicio de los ciudadanos, que deciden apostar por vehículos eléctricos o invertir miles de euros en el autoconsumo solar.
Si hace unos días se anunciaba que la Comunidad Autónoma de Murcia tan solo había pagado 16 de las más de cinco mil ayudas solicitadas para el autoconsumo solar (0,32%) ahora resulta que de las casi tres mil peticiones de ayudas para cambiar un vehículo de combustión por uno eléctrico (2.850), solo once habían sido aceptadas (0,38%).
No me digan que no es para sentirse orgulloso de una Administración pública regional eficaz, eficiente y sobre todo productiva.
Sin ninguna duda, hay que felicitar a quienes están consiguiendo que los murcianos y murcianas apostemos por poner placas solares en nuestras viviendas y a quienes deciden que la hora de contaminar con vehículos de gasolina o gasoil ha terminado, y se rascan el bolsillo para aportar su grano de arena ante la grave crisis medioambiental que estamos no solo viviendo, sino sufriendo.
La oposición aquí no tiene nada que objetar ante los datos abrumadores que aporta la propia administración, y solo le queda aplaudir por una gestión tan competente en materia de ayudas.
Así que tanto el PSOE como Podemos no podrán seguir haciendo de la lucha contra el medio ambiente su bandera, y es que la pelea contra el cambio climático ya no es solo cosa de políticas progresistas, y tanto Populares como Vox hacen bien en sacar barriga de esta gestión pública que se merece un ‘cum laude’.
Si hace unos meses la exvicepresidenta Isabel Franco mostraba su gran competencia dejando escapar ayudas sociales importantes, ahora la ex consejera Miguélez se suma a ese grupo de gestoras públicas que el presidente López Miras no debería dejar que se fueran a la empresa privada, y deberían contratarlas al precio que sean antes de que terminen aceptando las numerosas ofertas que tienen fuera del paraguas público.
Gracias, de verdad, por poner la gestión pública como referente de simplificación y eficacia. Los datos, como el algodón, no engañan, ya podemos ir a Madrid con la cabeza alta diciendo que aquí, en la mejor tierra del mundo, lo primero son las personas y los contribuyentes.
Enhorabuena.