Esta semana hemos presenciado un fenómeno que no por sorprendente resultaba menos predecible. Los fundadores del PSOE de la Transición, los de Suresnes, los padres de la Constitución y del ingreso de España en la Unión Europea, se han rebelado contra Sánchez y sus contradicciones. Felipe González y Alfonso Guerra han salido tras los pasos de los históricos Nicolás Redondo Terreros o Joaquín Leguina, expulsados ya estos dos últimos del PSOE. También ha salido a la palestra García Page, seguramente el varón con más predicamento que tiene el PSOE en la actualidad. No sé si lo están haciendo de manera organizada, o es una casualidad, pero los amantes del ciclismo me entenderán. Me recuerda a cuando en una carrera ciclista se empieza a empinar la carretera, y primero saltan de manera escalonada los gregarios de lujo, para desgastar a los rivales que tienen que salir a neutralizar sus ataques, para que al final los líderes del equipo asesten el hachazo definitivo.
En cualquier caso, organizado o no, algo está cambiando. Parece que están temblando los cimientos del socialismo. Pone los pelos de punta ver como expulsan a un histórico como Nicolás Redondo Terreros, y a la semana siguiente, sin solución de continuidad, Felipe Gonzalez, o el propio Alfonso Guerra, arremeten de manera inmisericorde contra sus compañeros. Pero sorprende más aún, ver a estos entrarles al trapo sin cortarse un pelo en los corrillos de los pasillos del Congreso.
Y es que, a falta de oposición. Pues Feijóo ha dejado claro que no está para estos trotes y que no supone una amenaza para Sánchez. Tengo para mí, que el presidente en funciones, desde su atalaya, contempla con sorna y con desdén los desvaríos del gallego y de su equipo. Quienes, a pesar de las altas expectativas, pegaron un buen gatillazo en las pasadas elecciones generales del 23J. Fíate tú de las encuestas.
Es un hecho que a estas horas los Populares son los únicos que no se han enterado del batacazo. Porque aún andan intentando hacer juegos malabares, construyendo vacuos relatos e intentado interlocuciones contra natura para sus votantes, en las que, además, siempre reciben como respuesta un portazo en las narices. Me viene a la memoria cierto personaje de una película, al que por mucho empeño que ponía en hacer las cosas, siempre le acababa saliendo todo al revés. Sinceramente me apena.
En definitiva, ante la incomparecencia de los Populares, que como he dicho, andan como pollos sin cabeza, intentando asimilar lo que les ha sucedido. La única oposición que verdaderamente preocupa a Sánchez es la del propio PSOE. Y esta oposición, a tenor de los rifirrafes, y de los cruces de declaraciones subidas de tono, si que le está haciendo pupa a Sánchez.
Como observador imparcial, considero que ya era hora de que personajes tan acreditados y con tanta enjundia en el PSOE pusieran el grito en el cielo. No todo vale. No te puedes saltar a la torera la legalidad cada vez que te venga en gana; no puedes estar constantemente diciendo una cosa y la contraria según tus intereses: no puedes poner en jaque la separación de poderes y el Estado de derecho; no te puedes pasar por el forro el principio de solidaridad interterritorial; y no puedes vender por piezas tu país a unos forajidos, algunos de los cuales se encuentran en busca y captura, unos prófugos de la justicia y otros condenados por delitos de terrorismo. Y que lo que buscan, y estos ni siquiera se molestan en disimularlo, es desmontar las estructuras de nuestro país y poner patas arriba las instituciones y la convivencia. Alguien tenía que decírselo, y lo han hecho los propios socialistas. Y no cualquiera, los patanegra.
Que por nadie pase.