La banalidad es gratis, al menos hasta que Elon Musk imponga tarifas en su red social. La diputada murciana del PP al Congreso Violante Tomás ha escrito en X, que no es un blog porno, sino el nuevo nombre de Twitter: «Aquí estamos; votando innecesariamente una Torre de Babel para que el faraón Sánchez pueda ser investido cuatro años más y así termine de llevar a los españoles definitivamente a la ruina y a España a la división y al enfrentamiento guerracivilista». Mesopotamia, Egipto y la Guerra Civil española sin solución de continuidad.
Ya parece raro que el faraón Sánchez, en vez de un pirámide o una esfinge gigante, que es lo que correspondería a esa condición, quiera construir una Torre en Babel, fuera de su imperio y de su tiempo, pero más raro es que vayamos de nuevo a una guerra civil porque en el Congreso se apruebe el uso de las tres lenguas que son oficiales para el Estado en sus respectivas autonomías.
Sorprende que esto pueda llevar a los españoles a la ruina y a España a la división cuando la señora Tomás ha sido trasladada al Congreso desde el Senado, cámara en la que cuando ella llegó ya estaba autorizado el uso del catalán, el euskera y el gallego y su traducción mediante pinganillos. Que se sepa, España no se ha roto por esa libertad en el uso de las lenguas patrias que con tanta fluidez usan Sémper desde la tribuna del Congreso y Aznar en la intimidad.
No extraña que alguien se sienta molesto por el uso de la libertad idiomática cuanto presenta tan babilónica ensalada en geografía e historia, incluida la sagrada. En tales manos está el debate político en el país.