No son de ningún exoplaneta, ni siquiera de ningún otro planeta de nuestro sistema solar. Son de aquí y brillan con luz propia para conquistar el mundo, el universo. Son de aquí y su música nace en nuestro polígono Cabezo Beaza, pero no tienen límites ni se ponen fronteras. Han ido dando pequeños pasos antes de su gran salto, al ser nominados a dos premios Grammy Latinos, al mejor álbum de rock y mejor canción rock.
Son de aquí, de la tierra que deslumbró a Aníbal y a Escipión, de la que se sienten orgullosos y de los que han aprendido que «Cartagena nunca se rinde». Así lo gritan en su ritual antes de enfrentarse a cada una de sus dulces batallas sobre el escenario, sin enemigos y con el público entregado como el mejor de los aliados. «Cartagena nunca se rinde». Ni en el pasado ni en el presente, ni en un futuro tan prometedor para nuestra banda como para nuestra ciudad, si contamos con abanderados y embajadores como ellos, dispuestos a llevarse la Alameda y toda nuestra trimilenaria al espacio sideral, donde no hay maldad, solo canciones y el orgullo de pertenecer a un lugar querido y deseado por todas las civilizaciones y todos los imperios que la han pisado a lo largo de los siglos.
Son de aquí, de esta tierra de infinitas batallas perdidas, pero que nunca se rinde. Y esa es su gran victoria, porque, por pocos que sean, siempre habrá gladiadores y soldados, mercenarios y guerreros, amazonas y lanceros, Carthagineses y romanos dispuestos a luchar por sus orígenes, a conquistar el mundo y a llevar, predicar y fundar Cartagena allá donde sus armas, sus instrumentos, su creatividad, sus logros y el destino los conduzcan.
¡Enhorabuena, Antonio, Dani, José Ángel y Pepe! Quizá algún día especial podamos ‘incendiar’ el Cartagonova, pero cada vez que ‘Arde Bogotá’ vuestras llamas ya prenden como un fuego sagrado entre vuestros paisanos, entre todos los que sentimos y amamos este maravilloso rincón del Mare Nostrum, evocado por Cervantes. Y nos sumamos a vuestras canciones, que ya son nuestros himnos. Y nos emocionamos con vosotros por los que se han quedado atrás. Y celebramos vuestros éxitos, porque hacéis que los sintamos también nuestros.
Y se nos llenan la boca y el corazón de orgullo al poder proclamar a los cuatro vientos que sois de aquí. Y que allá dónde vais, nos lleváis con vosotros, aunque sea hasta los confines de la Tierra o la galaxia más lejana. No será un viaje tan largo. Sin miedo al tiempo ni a la oscuridad.
