Es la zona más poblada de Murcia, pero también la más contaminada del casco urbano con un paso diario de más de 40.000 vehículos. Un aire irrespirable provocado por esa incesante invasión de tubos de escape que exhalan partículas nocivas de la combustión de la energía fósil. Sus habitantes aún no han entendido que esa situación podría revertirse con el uso de otros medios alternativos de transporte (autobús, bicis, patines, etc.), con peatonalizaciones que impidan la circulación de coches y con la creación de zonas verdes y de refugios climáticos.
Quizá cuando lleguen a comprender que el futuro tiene que venir pintado de verde será demasiado tarde y se habrán convertido en un barrio con ciudadanos liliputienses. Esto no es una exageración, una fábula o un cuento chino. Tiene una base científica. Un estudio europeo ha concluido que los bebés nacen más pequeños en ciudades contaminadas y más grandes en localidades que son verdes.
La investigación ha sido realizada por el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea con sede en la ciudad italiana de Milán y, según los científicos, es necesario reducir la contaminación del aire y hacer que los pueblos y ciudades sean más verdes para ayudar, entre otras cosas, a los recién nacidos y sus pulmones en desarrollo frente a posibles daños. Está claro desde hace años que el cáncer de los cascos urbanos es el tráfico de vehículos privados y por eso se han realizado desde distintos estamentos y administraciones acciones tendentes a reducir su uso.
Los cambios introducidos en el plan de movilidad en el barrio del Carmen parecen pretender todo lo contrario: que siga campando a sus anchas la polución. Abrir el Puente Viejo ha sido un error garrafal si lo que se pretende es descarbonizar esa zona de la ciudad, así como la tardanza en establecer las áreas destinadas al autobús y a las bicis. No parece que el equipo de gobierno actual tenga muy claro dónde y cómo establecerlas. Se fía el asunto a un comité de expertos (por cierto integrado prácticamente por los mismos que diseñaron lo que según los populares debe ser corregido) que no se sabe si se ha vuelto a reunir tras la sesión inicial.
Como tampoco se conoce a qué fue a Madrid el concejal de Movilidad, Juan Francisco Muñoz, la semana pasada a recorrer no se sabe qué ministerios y con qué objetivos. La pregunta ha sido realizada sin que hasta ahora se haya explicado. "Asuntos propios de sus responsabilidades", fue una de las respuestas ofrecidas desde la Administración local. Acabáramos. Tranquilos todos, que no ha ido a tratar asuntos que son de otros departamentos, una respuesta cliché cuando no se quiere decir nada.
Atendiendo a la escueta y desinformadora respuesta, hay que ponerse a echarle imaginación. Quizá fue para ver la prórroga de los intercambiadores de transporte o nodos de la Redonda y Floridablanca (éste se ha traslado a la Estación de Ferrocarril), que caducan en diciembre de 2023 como el proyecto de Espinardo, que ha sido paralizado y anulado en sus previsiones iniciales. Tal vez ha ido a suplicar no tener que devolver dinero de las actuaciones que no se van a realizar (nodo de Floridablanca y Espinardo) y que han sido financiadas con fondos Feder. O quizá ha ido a recordar el compromiso del Gobierno central con Murcia de financiar con 32 millones la expansión del tranvía al Carmen, una hipótesis inverosímil si se tiene en cuenta que los populares tienen un poco de lío en lo referente a los medios de transporte masivo. Aún no se sabe si apostarán firmemente por el tranvía pese a que lo prometieron en su programa electoral e incluso el actual alcalde, José Ballesta, se trasladó a Bruselas para pedir fondos. Tras esa visita, realizada en abril de este año, afirmó que el PP presentaría en septiembre un proyecto para lograr fondos europeos para el tranvía en las próximas convocatorias. No aclaró de qué año. Mientras tanto, el barrio del Carmen va camino de ser liliputiense. Por nadie pase.