La Opinión de Murcia

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Enrique Nieto

Pintando al fresco

Enrique Nieto

Apartheid periodístico

Últimamente a alguien se le ha ocurrido que cuanto más alejados estén los de la prensa de los políticos será mejor para ellos

Antelo, López Miras, Conesa y algunos de los consejeros que tomaron posesión el pasado jueves en San Esteban. Juan Carlos Caval

Permítanme hoy que comience este artículo confesando que no soy periodista, sino un aficionado a la lectura que acabó escribiendo en los periódicos y revistas, además de aparecer en teles o radios dando la tabarra. El año que viene, D.M., celebraré con gran pompa y boato (¿?) mis cincuenta años ininterrumpidos como plumilla en los medios de comunicación (empecé en 1974. Era jovencísimo, claro) así que, a pesar de no haber estudiado periodismo, creo conocer por experiencia los intríngulis de esta tan importante profesión en una democracia.

Una gran parte de mi trabajo ha estado dedicada a acercarles a ustedes las cosas de la política, sobre todo la regional, y como doctores en este tema tienen los medios, en lo que al puro desarrollo del poder y la gestión de los cargos públicos se refiere, mi trabajo ha estado dedicado en gran parte a la cosa humana y social de los señores y señoras que nos gobiernan. En las hemerotecas se puede comprobar que digo verdad, y además hay por ahí dos libros con los perfiles de los señores diputados de sendas legislaturas, publicados primero en los medios y luego en esos libros, además de otro texto, ‘Con dos sentidos’, de 2003, que también contiene bastantes artículos escritos con esa misma idea de dar a conocer la parte más humana de aquellos que tienen en sus manos nuestras vidas y haciendas, es decir, los políticos.

Para poder llevar a cabo nuestro trabajo en el periodismo, los redactores, tanto los que escriben como los que fotografían, y los opinantes, como yo, cuando hacemos crónicas y perfiles, necesitamos estar cerca de las personas sobre las que vamos a escribir o cuyas imágenes vamos a retratar. Y así ha sido en la Región de Murcia durante muchos años, casi todos los que llevamos en democracia. Sin embargo, últimamente, a alguien se le ha ocurrido que cuanto más alejados estén los de la prensa de los políticos será mejor para ellos.

En los años que he hecho crónica parlamentaria, que han sido muchos, he dispuesto de un magnífico lugar en el balcón del salón de actos de la Asamblea y desde allí he escuchado y observado. El gran periodista José García Martínez, tristemente fallecido, también hizo crónica parlamentaria varías legislaturas, y él prefería observar a los diputados desde un silloncico en el salón de los invitados. Siempre ha sido muy fácil acceder a los políticos y pedirles que nos explicaran qué habían querido decir con esto o con lo otro, o por qué le había metido un dedo en el ojo a otro diputado, y eso nos hacía nuestro trabajo mucho más asequible.

A veces, uno de ellos se enfadaba con nosotros, pero sin ira, sin puñetazos, quiero decir. He escuchado a un diputado decirle a un fotógrafo: "Siempre me fotografías a mala leche y dice mi mujer que yo soy más guapo de lo que tú me sacas", o ver a uno de ellos, o a una, venir hacia mí y espetarme: "Un poco cabroncete, sí que eres, ¿verdad?", y nos hemos reído los dos, pero también he jugado al dominó, en la cafetería de los políticos de la Asamblea, con dos del PP y uno del PSOE. Por cierto, yo jugaba con uno del PP y les ganábamos siempre a los otros.

¿Cómo es posible que ahora, en la Asamblea Regional, los periodistas tengan que ver los plenos por una pantalla de televisión, como si estuvieran en sus casas y no se les permita acceder al salón –ahora en el patio- o a los balcones que hay sobre ese espacio? Es más, el día de la toma de posesión del presidente López Miras en San Esteban, volvieron a apartar a los periodistas a un local vecino a donde se estaba celebrando el acto, eso sí, con una maldita pantalla para poder ver lo que ellos quieren que veamos.

Y lo mismo con los fotógrafos, a los que se les impidió acercarse a hacer su trabajo hasta que les pareció bien a los que cumplían órdenes estrictas. La cantidad de veces que he ido yo a San Esteban, a los actos de toma de posesión de presidentes, y me he sentado entre los invitados y luego he escrito que Lourdes Méndez, por entonces consejera del PP, estaba muy atractiva con un vestido blanco estampado en flores que le sentaba de cine.

Dicen por ahí que el problema es que los de los medios observamos lo que hacen mal los políticos en esas reuniones y luego lo contamos, o que sacamos fotos de lo que están haciendo con los móviles, jugando al Tetris, o haciendo tráfico de influencias, mientras que se está hablando del Mar Menor. Desde mi punto de vista, si no quieren que nos enteremos, que no lo hagan, pero que nos dejen trabajar y se acabe este apartheid de pacotilla.

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