Qué grande es la democracia. En 48 horas, nuevamente, votamos para ver qué partido gana las elecciones generales, o simplemente quién pacta mejor, haya o no ganado, pero gobernará igual. Sus programas después los cumplirán, o no, pero eso ya da igual, el ciudadano no se va a enterar, porque no los ha leído, o no le va a hacer un seguimiento en caso afirmativo. Si después no se cumple con lo prometido, será porque las circunstancias lo han impedido, y eso no es engañar, sino cambiar de opinión. En materia de Justicia, todos los partidos tienen sus propuestas, el que menos, le dedica página y media, y el que más, doce páginas. Veamos cuáles: en cuanto a la digitalización de la justicia PSOE, PP y Sumar coinciden en su necesidad, y si es posible llegar incluso a ‘papel cero’. Respecto a los nombramientos de los vocales del Consejo General del Poder Judicial, el PSOE quiere que siga igual que ahora, PP y Vox que sean los jueces los que elijan a sus representantes, y Sumar que se potencie al Congreso de los Diputados en estas designaciones. Con relación al derecho de defensa y al turno de oficio, tanto el PSOE, como el PP y Sumar llevan en sus programas la necesidad de su reforma, en beneficio de su dignidad y retribución. Una propuesta acerca de una mayor agilidad del proceso penal, la plantean el PSOE, el PP y Vox. El PP propone un plan de choque para desatascar la justicia. En tanto, que se programan para mejorar la justicia, la existencia de más jueces y fiscales, por parte del PSOE para igualarnos con la Unión Europea, con la dotación de mayor número de becas, el PP promete la creación de mil plazas durante toda la legislatura, y Sumar, además de las citadas becas, lo que propone es cambiar el actual sistema de acceso a la carrera judicial y fiscal -que es a través de oposición libre y pública-, por un nuevo modelo de formación, especialización y promoción de los jueces y fiscales. En cuanto al dictado de nuevas leyes. El PSOE propone una carta de derechos de los ciudadanos para mayor atención de las personas desprotegidas; una ley integral contra la trata y explotación de seres humanos; y una ley mejor para la conciliación familiar y de igualdad en el servicio público. El PP, una ley para obligar a que los indultos se motiven; otra, para luchar contra la corrupción, siendo su base proteger legalmente a las personas que informen sobre la misma; y también un estatuto de las personas desaparecidas. Finalmente, en cuanto a propuestas exclusivas y novedosas: Vox promete tres desapariciones: la del Tribunal Constitucional, para que sus actuales competencias pasen a una sala nueva, la sexta, dentro del Tribunal Supremo; la de la ley y los juzgados de violencia de género; y las fiscalías especiales, como la de memoria democrática y la de los delitos de odio y discriminación. Y cuatro propuestas nuevas: incorporar el delito de sedición; aumentar las penas para el delito de malversación de caudales públicos; crear una nueva ley de memoria, dignidad y justicia para las víctimas del terrorismo; y una nueva ley por la que la policía dependa exclusivamente de los jueces y fiscales. También Sumar propone una serie de nuevas leyes, como la de bebés robados y otras tantas, para que se creen fiscalías y juzgados especializados en violencia contra la infancia, para la vivienda, para la familia, para la discapacidad, para la seguridad, y para la salud en el trabajo.

En suma, hay propuestas interesantes por todos esos partidos políticos, y eso es muy bueno. Lo más probable es que el votante esté a favor de unas, y no de otras. Lástima que no se pueda hacer una refundición de las que a cada uno les parecen correctas, pero eso es como formar una selección de fútbol, que cada español hace la suya. Por eso, habrá que votar a la que más se parezca a nuestras pretensiones para mejorar, y acabar con el mal endémico de la lentitud de Justicia, sobre todo. En conexión, claro está, con el resto de las propuestas que se hacen sobre las demás materias que conforman el bienestar y el Estado de Derecho, y que se acerquen más a la propia idea de cómo debe ser una sociedad, y a las individuales de cada votante.