La Feliz Gobernación

Hijos de Saturno

Ángel Montiel

Ángel Montiel

Le ocurrió algo parecido a Francisco Umbral: «Si la mitad de los académicos que me prometieron su apoyo me hubieran votado, ahora me sentaría en un sillón de la RAE», decía. Desconozco si es la misma impresión que tiene estos días Eliseo García, alcalde socialista en funciones de Molina de Segura, quien a pesar de ganar las elecciones no ha alcanzado la mayoría y tendrá que dejar la vara en manos de su adversario del PP, José Ángel Alfonso, que acaba de firmar el primer pacto en la Región con Vox.

Conozco a muchas personas en Molina, de distinto pelaje ideológico, y ninguna me ha trasladado nunca algún prejuicio sobre su alcalde y ni siquiera han atinado a esbozar críticas sobre su gestión. Al contrario, lo han cubierto de elogios: buen tipo, abierto a todo el mundo, con una actividad muy a pie de calle y apreciado por la mayoría. Al PP le salía en sus encuestas que hasta sus propios simpatizantes valoraban más positivamente a García que a su propio candidato. ¿Y?

El socialista ha resistido mejor que otros colegas de su cuerda en la mayoría de los municipios, pero esta vez necesitaba la absoluta, y será desplazado. Es uno de esos casos de supervivencia gracias al factor humano, pero la ola de la derecha, impulsada por la demonización de Sánchez y la endeblez del liderazgo regional del PSOE se ha llevado por delante hasta a los alcaldes de otro signo de gestión irreprochable.

En este aspecto constituye una jeremiada la apelación de la dirigente socialista Carmina Fernández a la propuesta de Feijóo sobre que debiera gobernar siempre el cabeza de la lista más votada, pues esto no tendría sentido hasta tanto no fuera una consideración sostenida por todos los partidos.

Otro alcalde socialista arrollado, Diego José Mateos, de Lorca, no sólo no ha conseguido cerrar la mayoría que necesitaba sino que ha sido superado por el PP, que también gobernará con el apoyo de Vox. Con Mateos he mantenido dos conversaciones a lo largo de estos últimos cuatro años: tenía un proyecto tan ambicioso como realista, un plan para que la tercera ciudad de la Región jugara en la primera división de Murcia y Cartagena. Y también presentaba un perfil cercano, amable y comunicativo. El alcalde electo, el popular Fulgencio Gil, ha basado su campaña en un casi exclusivo trazo grueso: la seguridad ciudadana, el mensaje copyright de Vox, aunque ni así ha conseguido neutralizar a los abascales.

En Puerto Lumbreras, a nadie le cabe duda de que la socialista María Rosa García y su candidatura de gente joven habrían logrado la mayoría si no hubieran sufrido, como los otros, el lastre de la parálisis regional del PSOE.

Saturno devora a sus hijos.

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