Nos queda la palabra

Andamur

Julián García Valencia

Uno no gana para sustos. Paso la gasolinera Andamur, frontera de Andalucía y Murcia, donde el precio sigue siendo el mismo aunque sea tierra de nadie, y recalo en Vera con la sorpresa de encontrarme con un desfile de moros y cristianos y con un fin de semana repleto de solemnes eucaristías y procesiones, signos de que ganará el bando bueno.

En un primer momento, pensé que la Región de Murcia, en su Día Grande, se había extendido hacia su vecina Almería. Durante la semana, había leído en un periódico murciano la noticia que acompañaba al titular «¿Es fiesta el 9 de junio?». Tanto insistir, durante varios días, no pude resistirme a resolver esa duda vital. Luego amplíe con otra información clásica sobre los grandes almacenes que abren en el festivo autonómico y ya confirmé que no tenía que acudir al trabajo y debía preparar las maletas, que el viernes tocaba playa junto a Cabo de Gata.

Y aquí estaba, en una fotocopia de Murcia, departiendo con los lugareños entre salve y desfiles mundanos y, ante todo, religiosos. Rodeados de limoneros e invernaderos y con los lugareños frotándose las manos con los primeros turistas, que anunciaban un gran verano, máxime si también ganan los buenos.

Igualico igualico que aquí. Propongo que para el año que viene intercambiemos ritos, desfiles y, ante todo, discursos. Cambiemos la Asamblea Regional y el concierto conmemorativo por la ruta de tapas de los campamentos y el baile en la plaza.

En esa confusión que genera toda mezcla alimentaríamos también la ignorancia de los madrileños y de un buen número de españoles, que también existen, pues suelen situarnos en la tierra de Blas Infante.

Yo pensé que estábamos enganchados, a duras penas, al Corredor del Mediterráneo, cual vagón de cola. Desenganchados de una Almería aún más olvidada. Pero, al menos en términos de imagen, nos sitúan abajo, sin más cuerpo que la de ser un postizo, como nuestro Día de la Región. 

Feliz puente.

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