Mamá está que se sale

En casa del herrero

Elena Pajares

Elena Pajares

En casa del herrero, cuchara de palo. Eso ya lo habrás oído antes. Lo que no creo que sepas es que es también aplicable al mundo de la judicatura. Y cuando son los jueces los que se ven en una situación de injusticia, es que hemos llegado muy lejos. 

Los que nos dedicamos al mundo de la justicia, en general, hemos pasado un año bastante convulso. Empezamos a finales de enero con la huelga de los Letrados de la Administración de Justicia, que nos tuvo más de dos meses sin poder mover un papel, y ahora son los funcionarios de los juzgados los que están de huelga total, con la que estamos sufriendo un estropicio parecido. Los abogados no podemos hacer huelga, porque entonces no cobraríamos, ya sabes que casi todos somos autónomos, y si no trabajamos no cobramos. Y cuando ya pensaba que éramos los peor tratados del mundo judicial, me encuentro con que hay otro colectivo casi peor que nosotros, y mira que eso es difícil. Pues sí, dentro del mundo de la justicia hay quien nos gana a los abogados en cuanto a precariedad laboral: los jueces sustitutos.

Nunca he sabido muy bien cómo acceden a su plaza los jueces sustitutos. Y sinceramente, pensaba que sustituían al titular de un juzgado y ocupaban esa plaza temporalmente, lo que viene siendo una sustitución, pero que el resto del tiempo podían tener la ocupación que quisieran, o incluso dedicarse a cualquier otra actividad profesional. 

Cuando he conocido sus condiciones, desde luego, ni la más remota idea de en qué circunstancias laborales tan extremas trabajan.

Resulta que, en su condición de jueces, y para preservar su independencia, no se pueden dedicar a ninguna otra cosa. Nunca. En realidad, me parece lo más sensato, al fin y al cabo son jueces. Y la necesidad de imparcialidad que debe revestir todo lo que pasa por sus manos hace necesario que no puedan depender de ningún otro sustento, ni puedan pertenecer a ningún otro colectivo. En ese sentido, son jueces para lo bueno y para lo malo. Pero incluso el de juez es un trabajo, o en otras palabras, una fuente de ingresos. El que se quiera preservar su independencia a toda costa y que así puedan ser justos, blablablá está muy bien en los mundos de Yupi, pero en la Tierra se vive con dinero, y mientras no tienen plaza asignada deben de pasar muchos apuros. 

¿De qué viven entonces mientras no están sustituyendo a otro juez? Pues de la nada. Me ha parecido aterrador, pero si no tienen destino, o en otras palabras no tienen trabajo, no cobran nada, de ningún sitio. Cero. Parece mentira, pero en el país de las pagas y de los subsidios, los jueces sustitutos sólo cobran si trabajan, como los autónomos, con la diferencia de que si no trabajan, no tienen derecho a ningún subsidio de ninguna clase, a ninguna retribución por básica que sea, y con el agravante de que su régimen de incompatibilidad les impide trabajar de ninguna otra cosa. He necesitado un rato para procesarlo.

Si quieres verle el punto cómico, piensa que hay jueces de lo Social, sustitutos, que dictan sentencias sobre derechos laborales, mientras que los suyos, los derechos laborales del juez sustituto, están todavía por inventarse. Por eso la de juez es una profesión vocacional.

Eso era por si te quieres reír. Si quieres llorar, piensa que para ser nombrado juez sustituto, tienes que pasar un concurso de méritos, entre los que normalmente están el haber superado alguno de los exámenes de ingreso a la carrera judicial o fiscal. Pero además debes tener másteres y formación que, obviamente, paga cada cual de su bolsillo. Ser autor de libros, de publicaciones o artículos doctrinales, o dicho de otro modo, acreditar que eres un profesional de reconocida solvencia para que el Consejo General del Poder Judicial te nombre Juez Sustituto, que no es ninguna tontería. ¿Pero sabes lo que es lo mejor? Pues que es un colectivo reconocido como tal, pensado precisamente para que nunca, nunca, falte un juez en cada plaza, y para que todos tengamos acceso a la justicia. Todos menos ellos, claro, los jueces sustitutos sólo están para servir. No existen si no trabajan.

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