Nos queda la palabra

Buen provecho

Julián García Valencia

Tenemos suerte. No hay restaurante que se precie que no te presente un humus de garbanzos como entrante, algún acompañamiento donde se cuele la algarroba o, incluso, galletas de lentejas como base para el postre.

Toda una fiesta gastronómica y, además, saludable, pues todo nutricionista que se aprecie te recomienda que dejes de buscar milagros en busca de complementos, pócimas, reikis o plantas de la ultratumba y abraces las legumbres.

El pueblo llano, siempre ligado a la cuchara, ha sido capaz de reinventar su manutención básica. El cuchillo y tenedor fue inventado por la nobleza francesa, la misma que cayó rebanada por la cuchilla de la guillotina, pero al vulgo no le hacen falta más utensilios para sobrevivir que sus manos.

Tras los últimos resultados electorales, volveremos a tiempos pretéritos. Nos vamos a hartar. A comer garbanzos viudos, digo. Y de lo otro también.

De momento, nos esperan todo tipo de flatulencias por, precisamente, los que manejan cubiertos no de una sino de más de tres piezas.

Se quejarán de que el poder calórico de nuestra dieta es incompatible con el termómetro de julio, aunque si por ellos fuese nos convocarían a la mesa, con la urna, aunque hubiera covid. Ciertamente, no conciben que haya personas que asuman responsabilidades de la talla de revisar todo el menú para complacer a la clientela. Ajo y agua es su lema.

No tendrán empacho tampoco en cuestionar los resultados electorales si no satisface su voracidad. En ellos no está digerir la derrota, desprestigiando al chef desde el primer plato si no es como Dios manda. Esto es, diestro.

En un primer envite el 28M, pareciéramos moscas.

En un segundo, el 23J, es la oportunidad de darnos un capricho. Rememorando los delicatesen y momentos dulces, como las últimas cifras de un empleo que no cesa de crecer en calidad y cantidad, que vivimos desde hace cinco años.

Volver al tiempo de ‘esto son lentejas’, aunque sea con mucho chorizo, y encima pagando nosotros va a ser que no. Es tiempo de elegir, de poder seguir eligiendo. ¿Oído cocina?

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