Pocas escenas más apropiadas para poner fin a una legislatura tan friki como esta última que el tener que suspender un debate electoral porque una de las candidatas se niega a abandonar el plató en cumplimiento del mandato de la Junta Electoral Provincial. Es comunista, claro, y para esta gente las leyes, los reglamentos y las resoluciones judiciales solo tienen valor si sirven a sus objetivos, en caso contrario se los saltan a la torera porque ellos trabajan por un bien superior: Tocar poder. Las guerras fratricidas entre facciones comunistas son de una ferocidad legendaria. Ahora ya no solucionan sus contradicciones a golpe de piolet, algo muy de agradecer porque la imagen televisiva hubiera sido muy desagradable. Si esto lo hacen con dos diputados, aterra pensar lo que podrían llegar a organizar si algún día llegaran a mandar en solitario.
