El Prisma

Sin seguridad no hay libertad

Pablo Molina

Los alegatos de los candidatos políticos que defienden la necesidad de mejorar la seguridad ciudadana provocan sonrisas de condescendencia y aburrimiento hasta que te rompen los cristales del coche para robarte dos veces en el plazo de tres meses, como le ha ocurrido a un servidor. Las denuncias por estos delitos (probablemente ni siquiera tengan esa condición, dado el escaso valor de lo sustraído) exasperan al ciudadano agredido, en lugar de servir para tranquilizarlo. Los propios agentes, con cara de resignación, toman nota de la denuncia y te aclaran que no pueden patrullar la zona donde vives porque no hay personal ni vehículos suficientes para cubrir el territorio que abarca cada comisaría. No es asunto de risa. Es un importante argumento electoral. Vox es el único partido que ha entendido el mensaje y por eso se hará con los miles de votos que este asunto va a reportar. 

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