Tribuna libre

Salud mental y ciudad. Plan de movilidad sostenible

Joaquín Contreras

La terminación de la primera fase del Soterramiento, aunque sea sin su urbanización definitiva en cuya espera estamos, ha supuesto la superación de una línea de ruptura del Norte con el Sur de la ciudad, en detrimento de los barrios del Sur. Ese espacio se está convirtiendo ya en un lugar de encuentro de la ciudad con la que estamos soñando, que nos llegará de la mano de un Plan de Movilidad Sostenible que se está abriendo paso entre quejas razonables unas y, otras, un entramado de intereses de partido, ante los que los ciudadanos de a pie se sienten desorientados. La ciudad de los quince minutos y las supermanzanas son conceptos de debate de un modelo de ciudad que esté más al servicio del peatón que del coche privado, verdadero protagonista en el desarrollo urbanístico de las ciudades en la segunda mitad del siglo pasado. Ello supone un replanteamiento que algunos esperábamos, una verdadera revolución, que otras ciudades ya emprendieron con un balance positivo ejemplarizante, como es el caso de Pontevedra, icono internacional de la movilidad sostenible y de la ciudad amable, paraíso para el peatón.

Bienvenidos sean foros como el que, con el lema de «Ciudad y Salud» el pasado miércoles promovió La Marea Blanca y Los Usuarios de la Sanidad, a quienes agradecemos la posibilidad de tratar de clarificar la situación y de obtener el compromiso de quienes son ya, o pueden convertirse, nuevos gestores de la administración municipal y regional a partir del 28 de Mayo. Y culminen unos planes de movilidad puestos en desarrollo hace algunos meses o los paralicen, como manifiesta la oposición en estos momentos. 

La Mesa, que contó con representantes de la Arquitectura, la Sociología, la Ecología y la Sanidad, trató de debatir sobre los factores que inciden en la salud de la población según el diseño y la planificación de las ciudades: urbanismo, contaminación, ruido, movilidad, barrios… Y pudo recoger la voz de la ciudadanía de boca de un público anheloso con muchas caras jóvenes, ávido de hacerse oír y comprometer a una clase política entre cuyos asientos quedó vacía la silla de VOX, que no tuvo a bien enviar a un representante, lo que no puede ser interpretado sino como un signo de desdén y desprecio para con los organizadores y con la ciudadanía que llenó el aforo.

La contaminación de nuestros barrios no es nada nuevo y la venimos sufriendo décadas, pero hoy tiene un único origen, la circulación de los vehículos que en su mayoría van de paso sin siquiera detenerse en el barrio que atraviesan, eludiendo vías de circunvalación o rondas diseñadas para ello.

La Asociación de Vecinos del Barrio del Carmen, ya en los años 90 del pasado siglo, trató de luchar contra la contaminación porque El Carmen era el barrio más contaminado de la ciudad, cuya contaminación provenía en su mayor parte de la Estación de Ferrocarril en sus viejas instalaciones en torno a la Calle Industria.  

Hoy el único foco es la circulación, por ello no podemos sino ver con buenos ojos y apoyar un Plan de Movilidad Sostenible que sanee la ciudad. 

No me corresponde a mí asumir el papel de cronista del acto que comentamos, pero no quiero dejar de traer a colación uno de los aspecto de la salud que a veces pasan desapercibidos o quedan en segundo plano dentro del inevitable esquema de suciedad, polución, contaminación medioambiental, acústica… pero que considero capital dentro del esquema de Ciudad y Salud o ciudades saludables. Me refiero a la salud mental. La salud mental está hoy en el centro de muchos debates sobre la cuestión. Los intentos de suicidio de adolescentes y jóvenes en centros de estudios y formación están a la orden del día en todos los medios. 

Nuestros jóvenes necesitan apoyo y ayuda en esta dimensión de la sanidad, prácticamente abandonada en el sistema educativo, por parte de las Administraciones púbicas. Nuestros colegios e institutos carecen de personal adecuado suficiente para abordar esta cuestión. 

 Mientras tanto, en nuestra región está floreciendo y desarrollándose una actividad absolutamente nociva en la dimensión de la Salud Mental. Murcia es la madre de la ‘Ludoindustria’, incluso en el ámbito nacional. Una Ludoindustria que florece sin freno ni control. ¡En el entorno de todos los centros de enseñanza de la ciudad de Murcia, salas de juego exhiben sin pudor su actividad ilícita! Incluyendo verdaderas ‘ofertas’ atractivas pero engañosas para los alumnos, concretadas en desayunos, bebidas, etc... que incitarán al acceso al juego y a la ludopatía, en la que ya existen casos evidentes de enganche y adicción a tan temprana edad. 

Sin olvidar el apoyo explícito en forma de propaganda que se ha dado en festejos públicos o en actividades pseudolúdicas o pseudoculturales que no son sino estrategias de blanqueo de una actividad ni ética ni lícita que rodea el mundo de la ludopatía o la trata de personas. Sin necesidad de explicitar nombres ni apellidos, que todos conocemos, Murcia está ligada a un mundo que está malversando el buen nombre y fama de esta región. Y lo que es peor, minando la salud mental de nuestra juventud. 

Ningún partido puede transigir. A las puertas del proceso electoral inminente ninguno puede ‘ponerse de perfil’ y debe apostar por la condena de la ludoindustria y la exigencia del cierre de sus locales en el entorno ciudadano cercano a centro de enseñanza o de actividades juveniles.

Murcia está patas arriba y ello es realmente inevitable, como inevitable fue en las Orillas de la Vía, norte y sur, en Santiago el Mayor, Infante D. Juan Manuel, Senda de Los Garres… que ahora gozan del fruto del Soterramiento, tras haber sufrido molestias, ruidos, polvo, etc.  

Valoramos positivamente la decisión firme del equipo de gobierno municipal de avanzar en un plan de obras que la ciudadanía debe conllevar con entereza y generosidad, pero que exige del Ayuntamiento un plan de información y gestión eficaz que con frecuencia decae. El servicio de Transporte Público es muy mejorable cuando estamos pidiendo a la ciudadanía la dejación del vehículo privado. Una red de autobuses de titularidad múltiple y con una coordinación difícil no facilita su uso por parte de quien ha de llegar al lugar de trabajo, de servicio o de regreso a casa, con esperas en la parada que se acercan en ocasiones a la media hora con un posible trasbordo en el trayecto. 

El Plan de Movilidad Sostenible no es viable sin una buena red de transporte público y sin unos aparcamientos disuasorios bien interconectados; y esto aún está por llegar. 

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