Pintando al fresco

Cartelería fina

CARTELERÍA FINA

CARTELERÍA FINA / Enrique Nieto

Enrique Nieto

Enrique Nieto

Ya han aparecido sus caras, ya los vemos en los carteles, en los spots, en los mítines, en la sopa… Si ustedes piensan que todo lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir hasta el día 28 se improvisa, siquiera en un pequeño tanto por ciento, se equivocan totalmente. Antes de hacerle la foto definitiva para la publicidad electoral al candidato o candidata, se les ha agarrado por alguna parte, se les ha desnudado, se les ha lavado y peinado y se les ha vestido y vuelto a desnudar varias veces hasta comprobar cuál es el terno que mejor se adapta al color de su tez (algunos tienen una cara…, pero también tienen tez, como todo el mundo). En la precampaña ya hemos podido ver algunas fotos murales con los eslóganes. Tomemos un ejemplo: hasta ahora, Fernando López Miras ha salido bastante de perfil en las lonas y los cartones. No hay que ser un especialista en fotogenia política para darse cuenta que nuestro presidente da mejor de lado que de frente.

A todos los que estamos algo pasados de peso nos ocurre. Cuando es solo una foto de la cabeza, mejor de perfil que se nos nota menos el moflete. Sin embargo, cuando es de cuerpo entero, mucho mejor de frente, con americana abrochada a fin de que el michelín y la barriguilla cervecera no se dibujen sobre el fondo en forma de curva acusadora.

El líder del PSOE regional, José Vélez, supongo que también les ha dado trabajo a los asesores, mucho trabajo. Han conseguido con ello que en las fotos se le vea muy natural, lo que no sé yo si es bueno o es malo, y lo han echado un poco a un lado del cartel, como si fuera a salirse. Hay que reconocer una cuestión, no es Pedro Sánchez en lo físico, aunque lo sea en lo ideológico, o sea que la campaña regional de los socialistas va a estar más bien basada en los mensajes y en los eslóganes que en cualquier otra cuestión de índole plástica. El que Sánchez sea tan guapo hace que los demás líderes regionales del PSOE se queden todos en la mitad o en la cuarta parte de guapura, y eso les perjudica.

Lo que echo de menos en los carteles que ya he visto es a personas de más edad. No me refiero a gente como yo o como Ramón Tamames, que ya movemos al personal a la lástima y a la lágrima inmediata, sino a hombres o mujeres, sobre todo, mujeres, que muestren con orgullo la arruga y las canas. Esos rostros nobles, esas miradas inteligentes, esas cabezas que rebosan Cultura y conocimiento de lo que es la vida deberían aparecer, pero no aparecen. Está claro que los políticos de moda son los de edades comprendidas entre los treinta y algo y los cincuenta y pocos, hombres y mujeres todavía jóvenes, aunque con bolsas debajo de los ojos producidas por noches de conciliábulos con los compañeros y compañeras de partido, o quién sabe si de sexo con los mismos. Esto de las bolsas y las ojeras tiene mucho que decir a los votantes, porque los mayores también las tenemos, pero es porque dormimos mal o por tener que levantarnos varias veces por la noche para ir a mear.

Las mujeres candidatas tienen muchas más ventajas que los hombres a la hora de aparecer en los carteles. Aunque los maquillan a todos, a ellos y a ellas, no es lo mismo que te pongan un rabo en el ojo que si no te lo ponen y se te queda el ojo redondo, como ocurre con algún candidato que no voy a señalar aquí. Aunque a todos ellos les dan una mano de brillo en los labios, si los tienen, a ellas normalmente se los ponen rojo pasión y claro eso incita más al voto.

De todas formas, no se ganan las elecciones por el aspecto físico sino por el nivel de confianza que transmite la imagen que se presenta y, sobre todo, por el partido que se tiene detrás. Muy poca gente se lee los programas electorales y los de Vox se han aprendido la cosa, así que ni siquiera se han molestado en hacer un programa específico para cada Región, sino que han hecho uno que vale (o no vale) para todas.

Desde este púlpito yo les recomendaría que escucharan lo que promete cada uno y votaran en consecuencia, pero, al no creérmelo yo, ¿cómo los voy a convencer a ustedes? Pero hay que votar, ¿vale?

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