Lo veo así

Algo falla en un colegio de Murcia

Varios alumnos en un colegio.

Varios alumnos en un colegio. / EP

Pity Alarcón

Pity Alarcón

Hemos accedido a unas imágenes en las que aparece una joven que, de modo desenfadado, está entrevistando a un profesor. Entre otras cuestiones le pregunta por el alumno o la alumna a la que echaría para siempre de clase o del colegio. Y el profesor, en medio de la algarabía juvenil que exigía una contestación en la que diera algún nombre, aseguró que no echaría de clase «a ninguno, porque el sistema educativo no tiene que repeler, tiene que hacerse cargo del bagaje que traen. Si no, generamos un sistema educativo que genera desigualdad». 

Este profesor que afirma estas cosas tan llenas de sentido común, al parecer, es argentino, y las declaraciones las hacía en una clase de ese país. Afirmación que está muy lejos de esta otra en la que una profesora (en Murcia) le exige a un alumno que diga en voz alta y en clase cosas como: «Soy un ser insignificante y no tengo ningún derecho de faltar el respeto a una persona mayor, no soy nada». Como punto final, delante de todos los compañeros de clase, le dijo que conocía a muchos como él y que no haría nada en la vida, entre otras lindezas por el estilo que, al parecer, se repiten en sus clases una y otra vez (ella dice que el niño escribió en la pizarra ‘vieja’ y el niño dice que puso ‘meja’, que en el argot infantil y juvenil significa mejor amiga).

Una manera muy extraña de ayudar a un alumno a progresar. Al parecer ella desconoce eso de hacerse cargo «del bagaje que traen para no generar un sistema educativo desigual». Sobre todo si ese alumno es un niño tutelado, que necesitaría más ayuda, más comprensión, y si se quiere, más cariño por parte de los que le tienen que educar. Un niño que, como todos los tutelados, carece de la imagen protectora de unos padres y cuyo hogar es un piso que comparte con otros chicos en su misma situación. No, este niño no tiene progenitores a los que acudir en estas circunstancias. Este chico, por desgracia, es presa fácil para la vida, y también para algunos y algunas profesoras que vierten en ellos muchas de sus frustraciones.

Pues bien, esta profesora, que al parecer hace distinciones entre alumnos, dependiendo de donde vengan, pertenece a un colegio de Educación Infantil y Primaria de Murcia, donde un grupo de padres, cansados ya de salidas de tono con determinados alumnos, vienen luchando denodadamente para que sea sancionada o llamada al orden sobre su comportamiento desde el 12 de julio del pasado año en que enviaron un escrito al director de Centros Educativos e Infraestructuras y al Inspector de Educación Encargado de ese centro educativo (antes ya denunciaron los hechos ante el director del centro), para que tomen cartas en el asunto. 

Organismos que han dado la callada por respuesta porque, se supone, tienen cosas más importantes que hacer, obligando a los padres que firmaron el escrito a presentar con fecha 14 de febrero del presente año un recurso de alzada en el que exponen los motivos del mismo que no son otros que «habiendo presentado ante distintos departamentos de esta Consejería varios escritos solicitando la apertura de expediente administrativo en los que denunciábamos diferentes actuaciones del director y una de las profesoras del mismo, en perjuicio de los niños a los que deberían proteger y educar, sin haber obtenido respuesta a ninguno de ellos interponemos el presente recurso de alzada».

Se define la educación como «el proceso de facilitar el refinamiento de habilidades o capacidades propias del individuo, mediante el aprendizaje o la construcción de conocimientos, así como también de las virtudes, creencias, hábitos, u otras características del ser». Difícil encontrar ese refinamiento en el escrito dictado al alumno humillado por esta profesora de un colegio de Murcia. Antes al contrario, hay mucho de degradación innecesaria y de un claro abuso de autoridad.