Las fuerzas del mal

Bolero

Enrique Olcina

Enrique Olcina

Hay un bolero que dice «lo dudo que halles un amor tan puro como el que tienes en mi». Eso es lo que los candidatos y sus respectivos mariachis machacan a ese electorado indeciso, sobre 120.000, estima el CEMOP, que se debate entre VOX y PP, o PP y PSOE o, en un caso extremo de péndulo elíptico, entre VOX y PSOE. Habría que preguntarse cómo es posible que el PP sea un partido que es duda en el grueso de ese electorado dubitativo que no sabe qué hacer. No es una pregunta de sorpresa, de esas que se enuncian llevándose la mano a un collar de perlas. Nada de escándalo aquí. Ese voto dubitativo es un voto desencantado de la política, que percibe que tiene que votar a un mal menor. La bronca mata el dato, aunque el dato mate el relato. En el juego de piedra, papel y tijera de cada día informativo acabamos lapidados, ya verán.

Pepe Vélez es un candidato que gana en corto, a mí me ha pasado, de igual manera que otros han descubierto un personaje tranquilo y solvente en las entrevistas, más allá de la foto que no dice mucho, y que hace que saques unos parecidos razonables que son desfavorecedores para el voto urbano, y que cuentan bastante a la hora de que apetezca aproximarse a ese candidato, para que gane en las distancias cortas. A ver, que no es que López Miras sea Kennedy tampoco ¿eh?, pero es cuando no tienes el aparato de una televisión pública y el armiño del poder cuando necesitas que esas distancias cortas se den lo más posible.

No es solo quien canta el bolero, sino también qué bolero canta, y aunque todos, en realidad, prometan amor eterno y un horizonte de felicidad, la rima tiene que ser distinta, pero sobre todo, distinguible y coherente. En la política del meme, el zasca y la capacidad de atención limitada porque todo gira muy rápido agua, impuestos y perrosanxe dejan muy poco espacio para meter otras ideas, como desalación, optimización, ecología, listas de espera, sanidad, impuestos, educación o movilidad. Por eso, cuando tienes la oportunidad de explicarte en las distancias cortas el mensaje, si es bueno, cala.

Queda la encuesta definitiva, la de las urnas, y es posible que estemos casi todos equivocados y Vélez de la sorpresa. Si no es así, entonces, queda otra opción. La de no encerrarse en el despacho, la de no hacer política solo en la Asamblea, sino ir a hablar, a compartir y a lanzar el mensaje de que en Murcia tenemos la capacidad de resolver nuestros propios problemas porque tenemos las competencias necesarias y los recursos suficientes y cómo hay que ponerse manos a la obra. Rondar a quien después de las urnas empieza a musitar eso de «¿y que has hecho del amor que me juraste? ¿Y qué has hecho de los votos que te di? ¿Y qué excusa puedes darme si faltaste y mataste la esperanza que hubo en mí?». Demostrar que la política no es reproche y que no todos los boleros son amargos.

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