Verderías

Agroecología para el Mar Menor

Herminio Picazo

Herminio Picazo

Esta semana se presentaba un trabajo muy relevante y que viene a trazar un camino, complejo pero deseable, para la conservación del Mar Menor.

Se trata de un extenso informe que el catedrático de Botánica de la Universidad de Murcia, José María Egea Fernández y su hijo, José María Egea Sánchez, especialista en recuperación de la biodiversidad agraria, han realizado para el Ministerio de Transición Eclógica, titulado Agroecología en la cuenca del Mar Menor: situación actual y plan de acción.

Son casi dos centenares de páginas plagadas de buenas ideas y de líneas de trabajo muy esperanzadoras. El informe va a la raíz de los problemas y analiza el potencial de la comarca del Mar Menor para elaborar y aplicar un plan para su transición agroecológica. Tras estudiar el paisaje agrario tradicional del Mar Menor y su cuenca y comprender las claves de la producción, la elaboración y la comercialización de productos ecológicos, el trabajo dibuja las líneas que podrían llevarse a cabo para abordar lo que, según afirman sus autores y yo comparto, serían las iniciativas agroecológicas de producción, distribución y consumo que condujeran a un nuevo modelo de producción agraria en el territorio para dejar atrás los problemas de la contaminación por nitratos en la laguna. Y no sólo para eso, sino también para recuperar, en alguna forma, características de paisaje positivo, tan conveniente para la consolidación del turismo y la propia calidad de vida de la población residente.

La agroecología es el futuro de la producción agraria en la cuenca del Mar Menor, apostando por la transformación de la actual agricultura industrializada. Yo estoy convencido de que ni los autores del trabajo, ni las Administraciones, ni los sectores económicos, ni nadie en este ámbito es ingenuo y por eso todos sabemos que esta línea es una apuesta complicada. La estructura de propiedad y de explotación agroindustrial de la tierra instalada en las últimas décadas en la comarca no es el más cómodo punto de partida para un cambio rápido en el modelo agrario. Pero que sea complicado no hace que sea imposible y desde luego resulta una línea de actuación imprescindible e inaplazable. Un aspecto que puede animar a esa transición es el impulso de los mercados exteriores hacia el consumo agroecológico y las ayudas del pacto verde europeo para estos objetivos.

En el trabajo de los profesores de la UMU se concreta una propuesta de diversificación de la biodiversidad cultivada, funcional y extraagrícola y se plantea el diseño de un sistema agroecológico integrado por diversos sectores productivos. Esta es la línea de futuro en la que es urgente trabajar desde ya, consiguiendo, aunque sea sin prisas y mirando al medio plazo, un sistema de prácticas agrarias mucho más respetuosas con el medio ambiente y con la supervivencia de las condiciones ambientales tanto de la laguna como de su entorno terrestre.

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