Luces de la ciudad

Tres cosas

Ernesto Pérez Cortijos

Ernesto Pérez Cortijos

Esta mañana, puntual a su cita, el camión del butano ha vuelto a pasar por delante de casa, y para que todos los vecinos sepamos de su llegada, a diferencia de, «ha llegado el tapicero, se tapizan sofás, sillones y discotecas…», el butanero lo hace con música a todo volumen a través de su megafonía, y, aunque yo no lo gasto igualmente, lo sufro. El repertorio suele estar compuesto por pasodobles y canciones de El Fary y Manolo Escobar, pero en esta ocasión sonaban Los Stop con la versión original de Tres cosas. Ya saben, «Tres cosas hay en la vida / Salud, dinero y amor / Y el que tenga estas tres cosas / Que le dé gracias a Dios». 

Con este estribillo de profundo calado intelectual en el interior de mi cabeza machacándome los sesos, no puedo evitar plantearme si esta estrofa de simple composición puede encerrar en sí misma las claves conceptuales de nuestra existencia.

Entiendo que sobre la salud existen pocas dudas, pero referente a las otras dos, pues oye, cada cual tendrá sus preferencias. Lo que sí tengo claro es que son tres de las demandas más deseadas por el ser humano.

Salud. Algunos empezamos a estar ya para pocas bromas y tenemos que aprender a convivir con los achaques propios de la edad. Cada uno con los suyos, claro. Por mucho que nos cuidemos el cuerpo sufre un deterioro natural irreversible, asumámoslo. Hace tiempo escuché decir a un profesional de la sanidad, ante las quejas de su acompañante por un dolor de espalda, que si a partir de los cincuenta, cuando te levantas, no te duele nada, es que estás muerto.

Y no es que sea un negacionista de la buena salud, faltaría más, pero si me reconozco un mal paciente que ya no busca en sus citas médicas comprobar si tiene ‘algo’, con eso ya cuento, sino verificar que ese ‘algo’ no sea grave. Así que, antes de entrar a la consulta, me encomiendo a los dioses y pienso: «mi reino por un diagnóstico favorable» que diría el Ricardo III de Shakespeare.

Dinero. Esto del dinero es muy relativo, el que tiene mucho no suele darle importancia y el que no llega a fin de mes no piensa en otra cosa. Según el matemático Santi García Cremades un español, para cubrir sus necesidades alimentarias, de hogar, familia, tiempo libre y ocio y formación, necesita a nivel individual 18.000 euros al año, 54.000 si tiene una familia con un hijo y 72.000 con dos hijos. Séquense las lágrimas.

Poderoso caballero es don Dinero que, aunque no da la felicidad, compra tantas cosas que sí la dan…, o al menos, eso dicen por ahí. Aunque mis mayores siempre afirmaron que «es más rico el que tiene cinco y gasta tres, que el que tiene diez y gasta doce».

Pero sin duda, lo mejor es zanjar el problema de raíz. Mick Jagger declaró en una entrevista que decidió hacerse millonario joven para no tener que estar preocupado toda su vida por el dinero. Yo también lo decidí, pero no sé, en mi caso algo tuvo que fallar.

Amor. Ay, el amor. Mejor no meterse en este charco. Zona cero de extremos, o eres una persona con suerte o un desgraciado.

En fin, como dice la canción, «El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide / La salud y la platita que no la tire, que no la tire».

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