Nos queda la palabra

De Huelva

Julián García Valencia

De vuelta. De Huelva. Tras compartir la ruta motorizada oficial de cuatro horas por Doñana. Ni un flamenco. Allí lo único que queda blanco es la sal sobre la seca marisma. Y el rosa, el color de los más afortunados porque comen gambas, solo es posible verlo junto a los andenes de los invernaderos repletos de fresas. Eso sí, mucha gaviota, el bicho viviente que más prolifera ahora en el ecosistema andaluz.

La analogía es fácil. Cambien flamenco por caballito y si quieren también sustituir la gaviota, aunque aquí somos el paraíso eterno de este pajarraco, múdenlo en medusas y tendrán el Mar Menor.

Cualquier parecido con Murcia no es pura coincidencia.

Allí también la flora y fauna ya sólo es posible contemplarla a través de paneles, simuladores y multipantallas adornadas con los sonidos de la naturaleza y de unas voces que, efectivamente, te trasladan a lo que ya es otro planeta. La última sala relata la participación del hombre en ese humedal único, el mayor de todo nuestro continente, pero sólo va alternando las escenas de toros, caballos y, sí, flamenco, pero de baile, y, por supuesto, religiosas, otra losa que compartimos. Nada de la mayor ‘contribución’ humana a lo que era ese vergel… la fresa.

Sobre la insostenible presión hídrica del fruto, ni una palabra tampoco del guía que te conduce por aquellos parajes. Sólo acierta a decir que Matalascañas, la macrourbanización construida antes de ser declarada la zona como parque nacional y con capacidad para concentrar 400.000 personas en pleno verano, no es la principal amenaza. Silencio sobre el lobbie agroalimentario y los negacionistas del cambio climático.

Nuestro Mar Menor también sabe de construcciones salvajes y de lobbies y de terraplanistas.

Pero de lo que más sabemos, acá y allá, es de mirar hacia otro lado. De no solo callar sino de aplaudir y votar a aquellas opciones que destruyen los recursos naturales. Ya saben, la vida.

Y, encima, algunos vacilan con que ellos están de vuelta…de ‘huelva’, vamos.

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