Pintando al Fresco

Doñana y nosotros

De Andalucía y Huelva a la Región de Murcia y el Mar Menor

Vista aérea del Mar Menor en 2020.

Vista aérea del Mar Menor en 2020. / Google Earth

Enrique Nieto

Enrique Nieto

No sé si estarán ustedes siguiendo el tema de los regadíos ilegales de Doñana y la ley aprobada en el parlamento andaluz que da luz verde a estas explotaciones agrícolas para que sigan produciendo y regando con las aguas de un acuífero que ha bajado mucho su nivel, debido a la sequía que está afectando a toda España, y al exceso de extracción de agua.

El asunto ha puesto en pie de guerra a los científicos del parque, a los del ministerio de Transición Ecológica, a los de la Comisión Europea, cuyas autoridades han amenazado con una sustanciosa multa a España si la ley llega a entrar en vigor.

Estas tierras de Huelva, en gran medida dedicadas a la producción de frutos rojos, sobre todo a la fresa, que este año está consiguiendo una cosecha realmente notable como puede comprobar quien se acerque a un establecimiento donde vendan frutas en nuestras ciudades y a precios más que asequibles. Y no solo es aquí, sino que media Europa está comiendo fresas exportadas desde Andalucía.

Y es precisamente este éxito lo que ha provocado que los campos de cultivo se acerquen cada vez más a las zonas protegidas del Parque Natural de Doñana, entrando abiertamente en esas tierras y regándolas con las aguas del acuífero. Como es natural, el exceso de gasto de agua ha provocado que las partes inundadas del parque vayan perdiendo humedales y aparezcan zonas secas que antes estuvieron cubiertas por las aguas. Como todo el mundo sabe, una gran cantidad de aves crían en Doñana, descansan de sus migraciones entre Europa y África y es una Reserva con todas las mejores calificaciones medioambientales posibles que ahora están en peligro.

Espero que a estas alturas de mi escrito ustedes hayan comenzado a notar que esto ‘les suena’ aunque Doñana nos quede lejos a los que vivimos en la Región de Murcia. El problema siempre es el mismo, ¿es posible que el respeto al medio ambiente pueda convivir con la agricultura, con el empleo y la riqueza que crea para los seres humanos? Seguir extrayendo agua para riego del acuífero del parque llevará a su fauna a un callejón sin salida y a todos los problemas legales y de medio ambiente que arriba les cito, y quién sabe si comenzarán a aparecer efectos de contaminación de las aguas por los nitratos y fosfatos utilizados en la agricultura intensiva (¿les suena?).

Pero estamos muy cerca de las elecciones municipales y autonómicas, así que PP y Vox han unido sus votos y han aprobado por goleada la ley que legaliza estos cultivos, suponiendo que esta decisión podría darles el control de la provincia de Huelva, de su Diputación y de una buena mayoría de los alcaldes, porque, al fin y al cabo, estas explotaciones significan trabajo y riqueza, igual que los campos cercanos a Los Alcázares, Los Urrutias, Los Nietos, etc. Y ante las posibilidades de éxito electoral, qué más les da a ellos que los ecologistas y los científicos digan que puede convertirse en un desastre absoluto cuyos principios ya son observables en las zonas desecadas por la sobreexplotación agrícola y la sequía (seis de cada diez lagunas ya no tienen agua).

Sé que es difícil la convivencia de los seres humanos con el medio ambiente y cualquiera puede observar que ya nos hemos cargado una buena parte del sistema en el que vivimos. En lo que se refiere a Murcia y al Mar Menor lo hemos hecho en muy poco tiempo, apenas en una generación, porque los que peinamos canas nos hemos bañado en la mayor laguna salada de Europa con unas aguas trasparentes, llenas de vida animal y vegetal, observando los caballitos de mar con unas gafas de submarinismo. Y las aguas del acuífero del campo de Cartagena estaban bien desde el cuaternario. A ver si en Huelva tienen más suerte.  

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