Tiempo y vida

Las mujeres de la Risca (Moratalla)

Cueva de la Serreta (Cieza).

Cueva de la Serreta (Cieza).

Miguel Ángel Mateo Saura

Es durante el mes de junio de 1978 cuando Pedro Sánchez García, que por entonces apenas contaba doce años de edad, escucha de su maestro algunas nociones sobre el arte rupestre prehistórico en la Escuela Unitaria Mixta de La Risca. Movido por la curiosidad, decide mirar en los abrigos rocosos que hay en el entorno de su casa, el cortijo de las Cuevas de Roberto. Y en ese momento, sin ser consciente de ello, se convierte en el protagonista de uno de los descubrimientos más destacados en la historia de la investigación del arte rupestre regional, y hasta diríamos que del arte rupestre levantino en general, el del Abrigo de la Risca I en Moratalla. 

A su vuelta al colegio, al día siguiente, se lo cuenta a su maestro don Antonio Fernández Álvarez que, incrédulo cual santo Tomás, sólo se convence cuando le acompaña hasta el lugar y ve las pinturas él mismo. Comunicado el hallazgo a Marcial García García, durante un tiempo maestro de Primera Enseñanza en la vecina localidad de El Sabinar y, por entonces, concejal en el Ayuntamiento de Moratalla, este se pone en contacto con Pedro Lillo Carpio, profesor de la Universidad de Murcia, que será quien haga el primer estudio de las nuevas pinturas, publicándolo un año más tarde en el número 15 de la desaparecida revista Murcia.

El panel pintado en este conjunto de arte rupestre está formado por varias representaciones. Pertenecientes al estilo levantino hay un arquero de pequeño tamaño, de tan solo 6 cm, un cuadrúpedo mal conservado, aunque por la morfología de lo que vemos bien podría ser un bóvido, y dos figuras de mujer. Por su parte, propia del estilo esquemático contamos con la imagen muy simplificada de un animal cuya especie, por la falta de rasgos anatómicos claros, no podemos determinar. Así las cosas, de entre todas estas representaciones las que pronto acaparan la atención, sin lugar a la duda, son las dos mujeres, tanto por su tamaño grande, ya que la mayor supera los 60 cm, como por su excepcional tratamiento estético.

Estas figuras femeninas del Abrigo de la Risca I compendian bien las características que definen la imagen de la mujer en el arte levantino, pero además muestran algunos atributos particulares que encontramos arraigados en los conjuntos de este estilo que conforman el que denominamos como Grupo del Alto Segura, integrado por los yacimientos de localidades albaceteñas como Letur y Nerpio, y Moratalla en Murcia.

Quizás lo que primero llame nuestra atención sea la notable desproporción del cuerpo, excesivamente alargado en relación a unas piernas que son muy cortas. Es este uno de esos rasgos que definen a muchos de los motivos humanos de este núcleo del Alto Segura, siendo común también a los hombres, y que, salvo alguna excepción, no vemos en las figuras humanas del resto de yacimientos de otros territorios de la vertiente mediterránea peninsular. Además, el cuerpo se presenta con una suave inclinación hacia delante, de tal forma que las nalgas quedan ligeramente salientes. El tórax es triangular y se va estrechando de forma progresiva hasta la cintura. Por su parte, los brazos aparecen doblados, uno adelantado y el otro retrasado, en un ademán que parece reflejar la acción de caminar que, sin embargo, no termina de transmitir la posición alineada de los pies.

También tiene un carácter privativo en el Alto Segura el tipo de peinado que enseñan, de tamaño grande y con una forma triangular de bordes redondeados. Van vestidas con una prenda larga, que les cubre todo el cuerpo hasta las pantorrillas, y que adquiere algo de vuelo en su tercio final, en donde adopta una forma acampanada. Y un elemento llamativo es el adorno, representado por los lazos que, en número variado, cuelgan desde los codos.

El gusto por el detalle en estas imágenes de mujer es tan manifiesto que quien las pintó no reparó en mostrar los dedos de las manos y pies, así como los senos, claramente visibles en la dama más grande. Este mismo modelo de figura femenina lo documentamos en otros conjuntos de la comarca, repitiendo sus formas y características principales como si se tratara de un arquetipo entre los grupos de cazadores recolectores de este territorio. Así, con un tamaño menor las conocemos en lugares como Solana de las Covachas en Nerpio y Cañaica del Calar en Moratalla, mientras que la pintada en el Abrigo del Barranco Segovia en Letur alcanza, por el contrario, unas dimensiones sensiblemente mayores, que superarían el metro de altura en caso de conservarse en su integridad.

 Y no menos importante es también el hecho de que estas dos mujeres del Abrigo de la Risca I, en íntima relación con la imagen del sol, protagonicen un mito de origen, del que nos ocuparemos en un próximo capítulo de nuestro viaje.

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