El prisma

Bendito sea en el nombre de Yaveh

Evangelistas en los mitines

Pablo Molina

Pablo Molina

El cisma protestante fue orquestado por Lutero para gestionar su cercanía con la nobleza alemana de manera exclusiva, sin las interferencias de Roma y la religión católica a la que, como todo el mundo sabe, pertenecía en calidad de fraile agustino. La supuesta liberación del yugo romano desembocó en la sumisión espiritual del pueblo al credo que, en cada momento, profesara la nobleza del lugar bajo el principio «cuius regio eius religi». O sea, aquí se abraza la fe que diga el señor vizconde y al que proteste se le corta piadosamente el cuello.

La consecuencia más disparatada de la reforma protestante fue la creación de miles de nuevas iglesias, cada una fundada bajo unos principios inspirados al líder por influjo divino que, a menudo, resultan absolutamente contradictorios con los que profesan otras organizaciones similares. El resultado es que en el mundo protestante se puede creer una cosa y la contraria y ser ambas completamente válidas para la salvación del alma humana, mancillada en origen por el pecado original como es bien sabido.

espiritual hay de todo, desde comunidades que buscan profundizar en la fe de manera sincera hasta personajes estrafalarios que gestionan su circo particular obteniendo grandes beneficios. Para cualquier personaje público es un riesgo evidente acercarse a ese mundo con intenciones proselitistas, porque si el pastor (o la pastora, claro; pastore no, porque los vendebiblias creen que la homosexualidad es un pecado horrendo y de eso no tienen) se viene arriba con demasiado entusiasmo, la imagen del invitado puede quedar seriamente comprometida.

La lideresa espiritual elegida por Feijóo para pedir el apoyo a la comunidad hispanoamericana de Madrid ha sido Yadira Maestre, pastora principal de la Iglesia Cristo Viene, fundada, cómo no, por ella misma. De hecho ya no es pastora sino apóstol, después de comprobar que Dios la utiliza como medio para realizar conversiones y curar todo tipo de enfermedades. Además, la buena de Yadira tiene el don de lenguas, de manera que puede hablar en decenas de idiomas sin haberlos estudiado previamente, otra prueba añadida, por si fuera necesaria, de su acrisolada comunión con el Verbo Divino.

Lo asombroso es que el don otorgado a esta pastora colombiana se extiende a toda la familia. Hermanas, cuñados y primos también manifiestan poderes de sanación y, en consecuencia, se han visto obligados a dedicarse profesionalmente a salvar el cuerpo y las almas de los pobres pecadores que acuden a su llamada. Cientos de feligreses participan cada semana en los servicios de Yadira, donde se alaba a Dios y se producen todo tipo de fenómenos preternaturales a ritmo de bachata.

Por mucho menos, el Yavé del Antiguo Testamento mandaba a todo un pueblo a vagar por el desierto durante décadas, pero ahora parece que al Creador le agradan los ritmos sabrosones, como lo demuestran los servicios de las aproximadamente 30.000 iglesias evangélicas que utilizan la música para propiciar las manifestaciones del Espíritu Santo.

¿Qué hacía Núñez Feijóo en una rave evangélica acompañado de una pastora histérica, que asegura curar las peores enfermedades imponiendo las manos por la gracia del Espíritu Santo o lo que sea? Pues buscar votos, señora, que las elecciones se acercan y el colectivo de inmigrantes hispanoamericanos, mayoritariamente protestantes, también vota.

y los votos se pelean uno a uno y casa por casa, aunque para ello haya que participar en espectáculos ridículos. Las imágenes del esperpento desaparecen del imaginario colectivo a los pocos días, mientras que los beneficios del voto duran cuatro años. Y además se trata de votos benditos, y despreciarlos sería una herejía. Otra más.

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