La Feliz Gobernación

En los carteles han puesto nombres

Carteles de camapaña.

Carteles de camapaña. / La Opinión

Ángel Montiel

Ángel Montiel

Para irrumpir en la campaña electoral, López Miras y Vélez se han cambiado de nombre. El primero ha elegido un acrónimo, FLM o LM, y el segundo ha abandonado el José de cuando se presentó a la alcaldía de Calasparra y se quiere llamar Pepe.

Quién es ese hooombre? nos preguntamos con el tono de fondo de la sintonía de Pasión de Gavilanes al encontrarnos con la imagen de Pepe Vélez en uno de los muchos mupis distribuidos a lo largo y ancho de la Región. Pues sí, es el mismo señor que en carteles de hace años se hacía llamar José Vélez Fernández para optar a la alcaldía de Calasparra. Con absoluto éxito, por cierto. De José a Pepe va un trecho, y diríamos que a favor de la campechanía, o sea que tantos años en política y el progreso hasta la delegación del Gobierno no lo han estirado sino que se quiere cercano. Nada de don José; llamadle Pepe. Cuidado de hacerlo con acento prosódico llano, porque si pulsamos el agudo nos sale PP, que es otra cosa. 

Pepe Vélez aspira ahora a ser presidente, pero «un presidente en serio». El lema está calcado de la campaña de Néstor Kirchner para la presidencia de Argentina, y hay un debate de décadas que no pone en claro si el peronismo es algo serio o una especie de autocracia populista. Para peronismo en serio, mejor socialismo de broma. 

Pero Vélez no habla tanto de sí mismo como de su principal rival. Lo que quiere decir implícitamente es que el otro, Fernando López Miras, no es serio. Y por eso éste le responde desde otras marquesinas con una sonrisa de perfil (la sonrisa como disolvente de la solemnidad, es decir, de la seriedad), completamente tiznado de azulete, un corporativismo cromático de partido que resulta paradójico respecto a su lorquinismo blanco.

Todos los manuales para la creación de eslogans advierten sobre que no deben dar lugar a réplicas evidentes, pero el de Vélez ha descuidado esa norma, de manera que basta añadirle los signos de interrogación para que la leyenda (¿en serio?) se transforme en la expresión espontánea que se suele utilizar para mostrar incredulidad ante una noticia o un hecho dado. 

Pepe Vélez se lo ha tomado en serio, aunque cabe la duda de si ha hecho lo propio el PSOE como tal. Por lo pronto, el líder socialista ha dado a conocer una lista a la Asamblea en la que se reúne el aparato puro y duro, velezqueños de pura cepa (aunque no se sabe si lo seguirán siendo después de mayo, una vez se canten los resultados) y sin concesión a dudosos. Está hasta Alfonso Martínez Baños, más veterano que el coñac de esa marca. Tanto empeño en hacer coincidir la secretaría general con la candidatura electoral cuando parece que en el caso de Vélez no son perfiles homogéneos podría conducir a que en la noche del próximo 28 de mayo los socialistas murcianos se quedaran lejos de la presidencia y sin secretario general. Entonces alguien se preguntará: para acabar dimitiendo, ¿por qué no haber empezado cediendo?

Y es que pocos se toman en serio a Pepe Vélez. En la situación que arrastra el PSOE desde hace décadas y ante las escasas expectativas que los sondeos le vaticinan se extiende la impresión general de que tendría que haber apostado con mayor ambición que la que supone emplear su aparato burocrático a ver lo que sale. O sea, ir en serio. 

Pero quién sabe. Tampoco nadie daba un duro por aquel vaquero de Sevilla, por el oscuro funcionario de Valladolid o por ese abogadillo de León que ganó contra pronóstico, por no hablar del desconocido economista que ahora gobierna en España. Ahí está López Miras, sin ir más lejos. Cuando lo designaron, el personal se preguntaba: pero ¿dónde va este zagal? Y a la hora del pistoletazo de salida para el 28M lo tenemos al borde de la mayoría. Los designios de la política son inescrutables. Vamos, Pepe. 

Pero si Vélez se ha cambiado de nombre, López Miras se ha convertido en un acrónimo. Ahora se llama LM. Sus asesores le han diseñado una especie de logotipo personal al modo del que hiciera tanta fortuna en los tiempos de Zapatero, ZP. Pero a diferencia de la sencillez de aquél, se han torrado acumulando elementos: lo integran todo en una gran F de Fernando, pero no se resignan a dejar de escribir el nombre completo en los palos de la letra, en vertical y horizontal, y las iniciales de los apellidos las colocan bajo el tejado que conforma el superior, de tal modo que a continuación del rabito mediano de la F que sale del trazo largo de la letra componen un conjunto que en realidad se lee como «López Miras FILM». Sugiere la denominación de una productora cinematográfica o, como dice una compañera, remite a «López Miras, el peliculero»

Si pretende que le llamemos FLM tendrá poca fortuna en el intento, pues faltan vocales para que el acrónimo fluya, y si lo reduce a LM suena a marca de tabaco, y así será fácil estigmatizarlo (vende humo). Cuánto mejor era aquel FER con que lo bautizamos en la prensa cuando accedió a la presidencia por mimetismo con su antecesor, PAS, que era un gran recurso para esponjar los titulares. Pronto descubrimos que no le gustaba («A mí nadie en mi vida me ha llamado FER»), y dejamos de utilizarlo, porque si una persona tiene libertad para algo es para llamarse como le dé la gana. 

Lo primero que convoca la atención del lema principal de la precampaña de López Miras FILM es que renuncia al lenguaje inclusivo e insiste en el masculino genérico: «Entre todos, más y mejor». ¿Y con ellas qué hacemos? La expresión es correcta, y se entiende que si meten el ‘todas’ quedaría largo, pero en elecciones es mejor pasarse que quedarse corto. Aparte de que hacer una llamada ‘a todos’ desde un cartel azul PP no parece una invitación abierta. 

En lo que el candidato a revalidar la presidencia no ahorra es en menciones a la Región de Murcia: «En defensa de la Región», proclama, lo que informa sobre su concepto de gobernación, que es a la defensiva, pues hay alguien que nos ataca, y ahí está el soldado LM para contenerlo, al estilo Zelenski. Añade que «la Región es lo primero», un toque trumpista, y cierra con una afirmación confusa: «La Región que crece», y así es, pero en muchos vectores, no todos positivos.  

Otros lemas que ya corren por ahí: «La Cartagena que quiero», de la popular Noelia Arroyo. Está bien traído, tiene doble sentido: la actual alcaldesa quiere a Cartagena y quiere hacerla como a ella le gusta para quererla más. Pero habría sido más generoso y participativo, menos egocéntrico y dirigista «La Cartagena que quieres» y que cada cual prestara su imaginación. El alcalde de Lorca, el socialista Diego José Mateos, sin hacer alarde de imaginación, firma «Tu Lorca», no la suya.  

Por cierto que a Arroyo parece que le está costando Dios y ayuda componer «la lista que quiero». Es cierto que ahora preside el PP cartagenero, pero con el intocado equipo de Quino Segado, quien le dejó la plaza a cambio de su nombramiento por López Miras como vicesecretario general de Casi Todo en la organización regional. La secretaria general de Cartagena sigue siendo María Casajús, sombra permanente de Segado y, por si fuera poco, el presidente del comité electoral, nombrado a instancias de Arroyo, sin duda obligadamente, es Domingo Segado, el hermanísimo, uno de los pocos de la familia a quien todavía no han podido colocar en alguna Administración. Así que la lista está complicadilla. 

En cuanto a Ana Belén Castejón, ha estrenado sede y traje, ambos del mismo color, y enarbola su «Cartagena por bandera», palabra esta última que sugiere connotaciones femeninas de antaño cuando se piropeaba a las mujeres decididas como ‘de bandera’, aparte de afirmarse en lo local, donde se acumula la competencia. Por ejemplo, el incombustible José López, quien propone un cartel prácticamente mudo en uno de cuyos extremos aparece el logo de su partido, MC, y en el otro su imagen sonriente y en esbozo, como si se asomara desde detrás y dijera pícaramente: «Estoy aquí...». En todo caso, será difícil que pueda superar el lema del último congreso de su organización: «Ahora o Murcia»

El alcalde de Murcia, el socialista José Antonio Serrano, también ha ingeniado su anuncio: «Murcia Progresa». Se pilla el guiño, ¿no? Progresa de progresista. Lo que no progresa adecuadamente es el ritmo para concluir las obras de la nueva movilidad urbana, que pueden ser su calvario si al final ocurre que un proyecto necesario y bienintencionado se vuelve contra el gobierno municipal por la incomprensión ciudadana, que sin duda será temporal, pero cuando se adviertan los beneficios ya podría ser tarde. Si el PP volviera a gobernar en la capital, como parece que sucederá, los socialistas le habrían hecho ‘el trabajo sucio’, pues no cabe duda de que las actuales obras se estarían haciendo también con un equipo del PP.

En Lorca, el exalcalde popular Fulgencio Gil Jódar se vuelve a presentar con su currículo por delante: «Preparado para gobernar». Es cierto, pues ya gobernó, pero tan preparado como estará quien ahora gobierna, y éste más actualizado, de modo que el lema no parece añadir mucho.

En cuanto a Vox, he visto un genérico de Totana que reza «La España por venir». Y dale con España. Vale que no crean en las autonomías, pero ¿tampoco en las elecciones municipales? España tocará en las generales, pero ahora se trata de tu pueblo. Hay otros enunciados: «Si hubiera un alcalde de Vox estaría usted en una ciudad segura». Visto que en Murcia pretenden doblar la plantilla de la Policía Local, lo seguro es que estaríamos en una ciudad policial. 

De momento, estamos en tiempo electoral, y en los carteles han puesto nombres. Quien los conozca, que los compre.

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