Verderías

Masacre animal

Herminio Picazo

Herminio Picazo

Es una auténtica carnicería que pone los pelos de punta. Entre 25 y 100 millones de aves mueren al año en España por causas no naturales: colisión con líneas eléctricas, atropellos, capturas ilegales y otros motivos relacionados con la intervención o las infraestructuras humanas.

Esta información la ofrece la organización SEO/Birdlife después de recopilar durante una década los datos de los centros de recuperación de fauna de las distintas comunidades autónomas españolas, con la financiación de un programa de la Unión Europea en el que también participa la Junta de Andalucía y el SEPRONA de la Guardia Civil. Con las estadísticas de ingresos en los centros de recuperación, los técnicos han realizado modelos que tienen en cuenta diferentes factores como el tamaño poblacional relativo de las diferentes especies, sus áreas de distribución, las tasas de desaparición de cadáveres en el medio natural o las tasas de detección de los individuos.

En el informe que radiografía la realidad de esta masacre cotidiana, la colisión contra líneas eléctricas aparece como la principal causa de ingreso en los centros de recuperación, con cerca de un 40% del total. La segunda es la captura ilegal de ejemplares (que incluye el expolio de nidos y el mantenimiento ilegal de ejemplares silvestres en cautividad), con más de un 20%. Otras causas significativas son la electrocución, que afecta especialmente al búho real, la culebrera europea y el águila real, con un 8%, el atropello, con otro 8%; la colisión con aerogeneradores, con cerca de un 5%, los disparos ilegales, con más de un 3%, y los envenenamientos e intoxicaciones. Otras causas estadísticamente menos significativas son los atrapamientos en infraestructuras, el ahogamiento en balsas y acequias, los incendios o incluso la contaminación lumínica, que parece ser la principal causa de muerte no natural de una especie amenazada, la pardela cenicienta mediterránea.

Incluso tomando como referencia la parte baja de la horquilla de entre 25 y 100 millones, la cifra es impresionante. Las infraestructuras que instalamos en el medio natural están detrás de las heridas o la muerte de al menos 25 millones de aves. Muchas de ellas especies protegidas y emblemáticas en las que, por otro lado y paradójicamente, las administraciones invierten esfuerzos y dinero para su conservación. Hace unas pocas semanas, en Lorca se encontraron los cadáveres de trece buitres leonados bajo tendidos eléctricos, y no son raras las informaciones sobre electrocución de especies protegidas en nuestra región.

Aunque ya sé que es más fácil decirlo que hacerlo y que además no resulta nada barato, esta masacre hay que pararla. O al menos reducir las cifras. En muchos casos, como en las colisiones o la electrocución, las razones de la muerte de las especies protegidas son subsanables a través de dispositivos ‘salva pájaros’ en los tendidos eléctricos, evitando cablear las rutas de paso de las aves y soterrando las líneas eléctricas donde sea posible, esto último lo más eficaz y también con beneficiosos efectos sobre el paisaje.

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