La Feliz Gobernación

Mario Gómez, confrontador hasta el final

En la política murciana de los últimos años no se conoce a político con más voluntad de confrontación, pues no ha hecho otra cosa que conspirar y enredar

El vicealcalde murciano, Mario Gómez.

El vicealcalde murciano, Mario Gómez. / L.O.

Ángel Montiel

Ángel Montiel

Mira quién habla. Dice Mario Gómez que la candidatura de su compañero de grupo (Cs) García Rex para la alcaldía de Murcia es un error porque «genera confrontación». El confrontador que lo confronte buen confrontador será.

En la política murciana de los últimos años no se conoce a político con más voluntad de confrontación que Mario Gómez. En realidad, no ha hecho otra cosa, porque de su inexistente gestión es imposible decir ni media palabra. En su partido no ha hecho más que conspirar y enredar, y fuera de él, tres cuartos de lo mismo. A su inicial socio de gobierno, el popular Ballesta, lo acusó de corrupción, sin recorrido en los tribunales.

Y al actual, el socialista Serrano, de cometer irregularidades por el ‘caso de las sillas’, asunto del que él mismo es el responsable. Ambos, Ballesta y Serrano, han tenido que proceder en algún momento a destituirlo provisionalmente de sus funciones para poder sacar adelante contratos que se negaba a firmar y que dejaban a la Navidad sin luces y a los procesionistas sin sillas, y ha empantanado con sus dilaciones servicios municipales básicos de seguridad y sanitarios.

Gómez ha esparcido toxicidad por donde quiera que se ha desenvuelto. Ahora pretende dejar en su lugar a una heredera (la única de entre sus compañeros que le ha bailado el agua), intento frustrado por el que, convertido en Rappel, vaticina que «Ciudadanos va a desaparecer», pero de que esto ocurra la culpa será de otros, no de la tierra quemada que él deja.

Lo mejor es que se va o lo echan, da igual. Qué descanso.

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