El Prisma

Cui prodest scelus, Tamames?

El presidente de VOX, Santiago Abascal (i), y el candidato de la moción de censura, el profesor Ramón Tamames (d).

El presidente de VOX, Santiago Abascal (i), y el candidato de la moción de censura, el profesor Ramón Tamames (d). / Jesús Hellín - Europa Press

J. L. Vidal Coy

J. L. Vidal Coy

Anda la mitad de la peña alucinada con la moción de censura de los ultraVox que protagonizará el provecto Tamames. Una dosis masiva de ácido lisérgico no hubiera tenido mejor efecto. Fuera de ahí, hay quien la toma a chacota sin disimulo, pues de espectáculo irá el asunto. Hay división entre quienes no se lo toman en serio y quienes sí lo hacen. Basta oír a los incontables opinantes audiovisuales. La filtración, “perversa” según el propio candidato, de su discurso añade más elementos a un esperpento a punto de culminar.

Los padres de la patria están obligados a mantenerse hiératicos y presenciar la actuación del gran economista sin reírse. Es una lástima que alguien respetable sea capaz de arruinar su trayectoria vital para ser rey por un día. Que lo mejor es no hacerle mucho caso y abstenerse, es opinión que predomina en el círculo de Feijóo, aunque la verso suelto privatizadora de Madrid ha expresado lo contrario: votar no a Sánchez. Es decir, ¡Elecciones generales ya! Una de las cosas en que coinciden con matices el candidato, Vox, la lideresa madrileña y Feijóo.

El PP aprovechará para atizarle al gobierno frankenstein como si fuera el promotor de la moción a pesar de que el líder gallego haya renunciado displicentemente a asistir. ¿Irá Díaz Ayuso para contemplar cómo la derechita cobarde vuelve a defraudar y se abstiene? Sánchez estará cómodo en la moción. Máxime después de conocer el texto de la soflama del catedrático de Economía: es difícil que el presidente se lleve algún pescozón parlamentario mayor de los habituales. Los de Feijóo estarán incómodos porque Vox resaltará el derechismo puro y duro frente a la blandura.

Será chocante el papelón del antiguo miembro del Comité Central del PCE. También lo es que eso se ha recordado repetidamente desde que se rumoreó que podría ser el candidato perdedor. Se ha rememorado menos que participó en la creación de IU, o su conversión al liberalismo suarista. Una pena que Santiago Carrillo no esté ya: sería impagable conocer su opinión sobre el show y sus dos actores principales.

El candidato se empeñó en su gira mediática previa en colocarse al margen de las posiciones de Vox. Y eso que en la formación ultra dicen que su intervención será pactada con Abascal, que lo presentará en el hemiciclo. Contó el independiente excomunista y exliberal que no quería perder la oportunidad de explicar al país cómo están realmente las cosas. Parece pensar que aquí nadie salvo Vox se entera de nada y tiene que venir él a contarlo. Así gozará de su par de días de gloria con salva sea la parte hecha pepsicola.

Viene al caso recordar el “Cui prodest scelus, is fecit” (A quien beneficia el crimen es quién lo cometió). ¿Tamames? ¿Vox? Dudoso. El respetado economista está recibiendo más palos que una estera. Con cierto respeto a su trayectoria académica y política, a pesar de que se ha convertido en carne preferente de “meme”. Le guste o no, en adelante el hito principal de su biografía será haber sido mascarón de proa de Vox. Un papel que le correspondería al incalificable Sánchez Dragó, usual histrión ultraliberal.

Con la ayuda inestimable de Tamames, la derechona hará del Congreso un circo para quienes como mínimo peinan canas: a los menores de 40 el casting les debe parecer propio de una de romanos ¿Un tiro en el pie de Abascal? No está claro que numeritos como este quiten votos: hay gente para todo. A partir de ahora la utilidad de una censura sin posibilidades de ganar será más discutible. Y el candidato confirmará cómo se arruina una biografía notable con un penúltimo paso en falso. Deseemos que la sesión parlamentaria no derive en cencerrada incontrolable.

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