Punto de vista

¿Qué está pasando en la Sanidad?

Francisco Miralles Jiménez

Estamos asistiendo con perplejidad y con preocupación a como día a día se intensifica el número de agresiones al colectivo sanitario y, sobre todo, al personal facultativo.

Y no hacemos más que preguntarnos: ¿Qué está pasando?», «¿Por qué tenemos este grado de violencia?», «¿Qué le pasa a la sociedad para tratar así a las personas cuyo trabajo es cuidar de los demás?».

Es incomprensible que ciertos ciudadanos se dirijan a su médico de confianza con exigencias y, lo que es peor, con gritos, amenazas, insultos y agresiones físicas. ¿Acaso creen que es la solución para ser atendidos mejor y más rápido? Quizás algunas personas creen que, exigiendo pruebas que no tienen ningún criterio médico, como analíticas o pruebas radiológicas, van a conseguir medicación cuando realmente no la necesitan. Lo único que consiguen es enrarecer el ambiente y empeorar la relación médico-paciente, tan importante y necesaria para poder trabajar en condiciones óptimas y poder ofrecer la mejor atención al ciudadano.

Por suerte, las personas que actúan con malas formas y mala educación son una minoría, pero dejan una huella en el sanitario que puede pasar factura a su salud mental y que resulta difícil de olvidar.

Los médicos, que nos hemos formado para atender, diagnosticar y tratar patologías, no sabemos lidiar con estos comportamientos que a conducen al profesional a una depresión, a ansiedad o a sufrir el Síndrome de Estrés Postraumático, llegando en algunas circunstancias al abandono de la profesión.

Según datos del Servicio Murciano de Salud, en el año 2022 se han registrado un 40% más de agresiones que en el año anterior. Esto supone que se contabiliza más de una agresión al día en la Región de Murcia. Por desgracia, estas son sólo la punta del iceberg, ya que sabemos que se producen muchos más casos de violencia de los que se registran y que no se denuncian por miedo a posibles represalias de los agresores.

Mucho se habla de la violencia en la Sanidad o hacia los sanitarios, pero por desgracia vemos que se hace poco por revertir esta lacra. ¿Cuántas veces hemos pedido a las instituciones responsables que aúnen esfuerzos y entre todos consigamos esa violencia cero? ¿Cuántas veces hemos solicitado más vigilancia y protección en los centros?

Nunca nos cansaremos de exigirlo.

Por supuesto, consideramos que lo más importante es la prevención, porque una vez consumada la agresión, el daño ya está hecho y las consecuencias que acarrea pueden ser nefastas para la Sanidad en su conjunto: profesionales desmotivados, teniéndose que apartar días o meses del sistema para poder recuperarse y volver a enfrentarse a los pacientes y a su día a día con el miedo a que se pueda volver a producir un episodio de violencia.

Si la población fuese consciente del daño que provocan estos comportamientos se lo pensaría antes de soltar un exabrupto al especialista que tiene enfrente.

No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos y está demostrado que la Sanidad pública es una joya que tenemos que cuidar entre todos.

La sobrecarga asistencial a la que los facultativos nos vemos sometidos es un factor desencadenante de las agresiones físicas y verbales, sin que éstas puedan justificarse jamás.

Es por ello que demandamos al Servicio Murciano de Salud que adecúe las plantillas de médicos a las necesidades reales de la población, evitando demoras en la asistencia y listas de espera que favorecen las reacciones violentas.

Los agresores quieren ser atendidos, en muchos casos, sin demoras ni esperas, sin importarles ni el resto de ciudadanos ni los sanitarios que los van a atender y demuestran una falta de solidaridad y de empatía extrema. La educación es fundamental para hacer entender a los sectores más violentos de la sociedad que el médico está ahí para ayudarles y que no es un enemigo ni el responsable de las demoras en la asistencia.

En ellos habría que incidir con medidas de concienciación y de educación. Tienen que saber que cualquier falta que cometan les puede salir cara, incluso con penas de cárcel, según el artículo 550 del Código Penal.

Por eso es tan importante que los propios médicos estemos concienciados y que denunciemos en la web de agresiones del SMS o a través de los servicios jurídicos contra las agresiones del Colegio de Médicos de la Región de Murcia, cuyos servicios son gratuitos y están disponibles para los colegiados las 24 horas del día y los 365 días del año.

Si no hay denuncia no hay agresión y esto no puede quedar impune.

Estamos consiguiendo que las Gerencias de Área se impliquen cada vez más y sean ellas las que denuncien la agresión en Comisaría de Policía o en Guardia Civil. En definitiva, la responsabilidad de la seguridad del trabajador recae sobre el Servicio Murciano de Salud, que es el que tiene que velar por sus empleados públicos.

El 12 de marzo conmemoramos el Día Europeo contra las agresiones en el Ámbito Sanitario, y ojalá no tuviéramos que volver a recordar este día, pero las organizaciones profesionales trabajamos cada día para erradicar esta lacra. Para ello, insistimos a las Administraciones para que se tomen en serio este grave problema y lo atajen de una forma definitiva y global. En ello va la salud de los profesionales y de la población.

Suscríbete para seguir leyendo