Carta de un expresidente a otro expresidente

"Yo, con PAS", la adulación que no cesa

Si la sentencia que ha condenado al expresidente de la CARM es un hito indeseable sin precedentes en la política regional murciana, lo de su sucesor, adulador ahora adulado, podría acabar en una gran traca

Pedro Antonio Sánchez.

Pedro Antonio Sánchez. / Juan Carlos Caval

Alberto Garre

Alberto Garre

Los sentimientos derivan de las emociones o reacciones que experimentan los humanos respondiendo a estímulos externos que nos permiten valorar racionalmente las situaciones.

Ante la sentencia evacuada recientemente por la Audiencia Provincial de Murcia en el denominado ‘Caso Auditorio’, condenando a prisión a un expresidente de nuestra Comunidad autónoma, el sentimiento de la sociedad murciana que con mayor fuerza aflora es el de la tristeza, especialmente entre los afiliados, simpatizantes y votantes del PP, afines a una ideología política manchada por el fraude de unos pocos dirigentes, a los que la Justicia, como ahora, da ejemplar respuesta.

La apertura de distintas diligencias penales debilitaron el caminar de un político que pisaba fuerte, chapoteando entre los sucios charcos que venía sorteando gracias a la ausencia de almanaques en los juzgados o falta de pruebas suficientes para iniciar procedimientos penales, pero dejando huellas de continúas actos de osadía impropios de un buen regidor.

La temeridad y la osadía ciegan la razón y pueden conducir al delirio, a la perversión en la actuación y al banquillo judicial seguido de una sentencia que, tras declarar cuanto había que aclarar, ha resuelto, con todos los elementos probatorios, la comisión de un delito y una condena que los reos ensoberbecidos por sus palmeros nunca prevén y, una vez conocida, tampoco admiten.

Por eso, a más de osadía y temeridad, debemos dar repuesta a la siguiente pregunta: ¿qué pudo llevar a PAS a ese comportamiento?

Los que le conocíamos sabemos de su gran vocación política, pero ese factor, a priori, no tiene que considerarse negativo. Estimo que en el fondo del comportamiento de PAS subyace la adulación, el influjo de una decena de personajes que, conociendo que sucedería al presidente Valcárcel, jaleaban continuamente el «Yo con PAS» desde la dirección orgánica del partido, antes y después de su presidencia, induciendo sin descanso a la militancia a ensalzar al líder que les mantendría en el ‘pesebre’. Flaco favor le habéis hecho.

Fueron éstos, entonces, quienes sin ser inductores, cómplices ni encubridores de los hechos que han llevado a la condena de PAS, le jaleaban vehementemente en una especie de apología política justificando y glorificando cuantos actos ejecutaba irregularmente, con el único objetivo de mantener una privilegiada posición que por sus currículum, muchos de ellos, ni soñaban ni merecían tener y hoy siguen ostentando.

Entre estos personajes destacó siempre Fernando López Miras, el actual presidente, que ha pasado de adulador presidencial a adulado presidente, lo que constituye una bufonada simiesca propia del subproducto de la especie animal, el summum de la patología de la adulación.

Quiero pensar y concibo que fuisteis vosotros quienes, quizá sin desearlo, habéis contribuido a la estrepitosa y sonada caída de PAS, a la debacle del PPRM convirtiéndolo en un partido perdedor y al sonrojo de sus miles de militantes.

Otros, por denunciar en los órganos adecuados lo que estaba ocurriendo fuimos apartados de la actividad política, no sin antes haber advertido al entonces presidente nacional, Mariano Rajoy, lo que podía pasar y ha pasado, sin que este personaje adoptara solución alguna, como tantas otras veces, lo que le valió el sobrenombre político de Don Tancredo.

Si PAS ha sido inhabilitado judicialmente, vosotros, los del «Yo con PAS», deberíais quedar políticamente inhabilitados para conformar las candidaturas de ese partido, pues sois capaces, ahora, de alabar a quien fue designado por el adulado condenado, poniendo de manifiesto que podéis adular hoy a Caín igual que a Abel mañana.

Si la sentencia que ha condenado al expresidente de la CARM es un hito indeseable en la política regional, lo de su sucesor, adulador ahora adulado, podría acabar en una gran traca.

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