Dulce jueves

Traición a las mujeres

Enrique Arroyas

Enrique Arroyas

Desde un punto de vista feminista y de izquierdas, aquí quien tiene razón es Montero y Belarra, tan solas en el banco azul, y sus compañeras de Podemos. Desde el punto de vista de la sensatez y el sentido común, tiene razón el PSOE. La ley del ‘solo sí es sí’ (nunca una etiqueta periodística ha sido tan acertada) era la culminación de la ideología de la nueva izquierda (que es prácticamente toda la que queda) y del nuevo feminismo (que es prácticamente todo el que queda) en su defensa de los derechos de la mujer desde una concepción de la sociedad y del género humano que ya tenía en su seno todas las contradicciones que ahora han salido a la luz. Una ideología de la identidad que sitúa a la mujer como víctima universal de un poder patriarcal que la acosa en todas partes conduce al exceso de supeditar a su defensa cualquier otro tipo de consideración, incluida la justicia. Cuando se impone una Idea sin someterla a crítica o a duda, se hacen leyes injustas.

Por una Idea, si es necesario, se sacrifica incluso la realidad. El ‘solo sí es sí’ es una Idea, preciosa, sin duda, pero irreal. Y ese es el origen de todo este desastre. La Idea que consagraba la ley era que para que se perpetre una violación no tiene por qué existir violencia o intimidación, y que el consentimiento solo lo da un sí: ni una duda, ni un silencio. La resistencia o no de la víctima ya no tenía nada que decir con la nueva ley, por lo tanto carecía de sentido la distinción entre abuso y violación. De ahí que la ley se llame de ‘libertad sexual’ porque se respalda la plena autonomía de la mujer. La gravedad del delito la marca la ausencia de consentimiento, no la violencia. Pero como la realidad es mucho más compleja que todo eso, al despreciarse el principio de proporcionalidad de las penas la aplicación de la ley terminó beneficiando a muchos violadores. Por eso la única defensa que le quedaba a Montero era negar la realidad como ‘propaganda machista’.

Pero lo importante para mí es que en esa Idea estaba de acuerdo toda la izquierda, incluida la que ahora se declara harta de ‘las peroratas’ de Podemos. Mientras Irene Montero se mantiene firme en sus convicciones y coherente en sus actos, Pedro Sánchez vuelve a dar muestras de su flexibilidad moral y su habilidad estratégica. Con la reforma no está haciendo un ligero ajuste de las penas, sino echando abajo toda la filosofía de la ‘ley del sí es sí’, la hermosa Idea del nuevo feminismo al que dice seguir sirviendo. Las mujeres estarán otra vez obligadas a probar que se resistieron. Puede parecer sensato, pero ‘el gobierno más feminista de la historia’ estaba coaligado por algo más allá de la lógica. Si Podemos permanece en él tendremos que concluir que la única lógica que comparten es la del poder, no la de las mujeres.

Suscríbete para seguir leyendo