Nos queda la palabra

Carnaval carnaval

Julián García Valencia

La soledad está sobrevalorada. Así lo entiende la Real Academia de la Lengua, que ha decidido volver a acompañar la palabra ‘solo’ de tilde cuando así lo merezca. Un debate intenso, en torno a un café solo, que ha servido para restituir la bisílaba llana en su condición de adverbio.

Otras letras tienen menos suerte, como las de la Universidad de Murcia, en horas bajas, como todo lo público. Quizá porque aquí todo lo privado está sobrevalorado o no… Dios me libre.

La RFEF, aunque pudiera confundirse con la RAE, ni limpia ni fija ni da esplendor. Y más tras el Mundial de Catar. Ahora da fe de que pagar a los árbitros, como lo hizo el Barça, perjudica al equipo, te anulan goles legales.

Y hablando de legales o así nos lo quieren hacer tragar, Tamames ya tiene listo el primer edicto cuando llegue a la Moncloa: Su ingreso en prisión por comunista.

Ni el presidente de la Audiencia Nacional le salvará, aunque guste de ayudar por whatssap a los altos cargos que intentan torpedear el Estado de Derecho. Y luego alguno dirá que la Justicia está politizada, cuando claramente ‘no es no’.

Corrupción, putas y socialismo es el nuevo lema de los que, sin ver una viga del tamaño del Puerto de Cartagena en el ojo propio, se rasgan las vestiduras por Tito Berni, olvidando que el padre de la operación es un general de la Guardia civil, nombrado imagínense por quién. Mínimo, para ser justos, tendrían que cambiar el lema para incluir a la benemérita o no… el CGPJ me libre.

Y del que nos libramos pronto, al parecer, es de Ferrovial. Nacido a los, con perdón, pechos de la dictadura franquista, ahora nos sale con que en este país no hay seguridad jurídica. Excluyamos los jueces, que ya bastante tenemos por hoy, para aseverar que lo seguro es que ha crecido gracias a la obra pública y se ha mantenido por los ERES que también pagamos todos. Ahora nos da la espalda. Pues me importa un pepino.

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